Ni la sombra de Lukébakio: los cambios de posición de Caparrós tienen enredada a la estrella
El bajón alarmante de juego y goles (lleva 8 jornadas sin marcar) del belga tiene que ver con su desubicación táctica con cambios de rol y su incapacidad bajo presión
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Igual que el dinero llama al dinero, dicen que una ruina atrae a otra ruina. En el Sevilla, al que le queda muy poquito para ser un circo, está cantado que le pueden crecer los enanos. Hace poco se hacían cuentas con cuánto dinero podían sacar por la venta del único futbolista con tirón en el mercado. Hoy empiezan a temer que a lo mejor el tren ha pasado. Víctor Orta desveló hace poco que en la última ventana de fichajes en invierno el consejo de administración rechazó ofertas por jugadores por valor de 90 millones de euros. Si es verdad, el órdago se convierte en una irresponsabilidad con la ruina económica y el nivel de deuda que arrastra la sociedad gracias a la nefasta gestión de los que mandan.
Y la mitad o más de esos 90 millones se supone que tenían el nombre de Dodi Lukébakio, un jugador que el Sevilla decidió no vender hace unos meses y que ha sufrido un inquietante retroceso en su rendimiento. No son sólo las malas sensaciones que da jormada tras jornada, sino que los números también lo dicen: el belga, máximo goleador del cuadro nervionense esta temporada con 11 tantos y el único con calidad visible en la plantilla para poder marcar las diferencias, lleva 8 jornadas sin ver puerta.
Su nivel de frustración es palpable. Se le nota en el rostro. Ve tarjetas que antes no veía. En dos jornadas ha sido expulsado por una acción considerada como violenta por Cordero Vega y cuya sanción está en el aire, ya que frente al Leganés jugó gracias a una suspensión cautelar ofrecida por la justicia ordinaria. La sanción sigue pendiente, pero el belga tardó cinco minutos en protagonizar otra acción de tarjeta, ésta amarilla, y que dio origen al primer gol del contrario.
Cambios de posición que no le benefician
Está claro –aunque no tiene por qué ser estrictamente necesario– que la llegada de Joaquín Caparrós no ha beneficiado a un jugador que fue el estilete de García Pimienta. El preparador utrerano anda mareándolo en cuanto a los roles a desempeñar dentro del esquema y el resultado ha sido claramente negativo, de momento.
En Pamplona, Caparrós buscó el experimento de castigar a Isaac y colocar al belga en punta y ya conocemos cuál fue el resultado. Lukébakio es un jugador que aprovecha su potencia y su habilidad en el regate y como referencia ofensiva se encontró ahogado los pocos minutos que aguantó en el campo. A la media hora ese forcejeo con Catena lo mandó a la ducha, probablemente de forma muy rigurosa, pero en una acción de impotencia que demostraba que su fútbol no fluye en una posición en la que ya lo ubicó Quique Flores antes de dar con Isaac Romero.
No contento con eso, ante el Leganés tras obtener el permiso provisional para jugar, Caparrós lo ubicó en la izquierda para encajar a Suso en el once titular y el ex jugador del Hertha de Berlín también demostró la temporada –chocaba a veces con Ocampos– que sacarlo de la posición de extremo derecho es renunciar a sus bondades. Lukébakio ha dejado claro en lo que es bueno: perfilándose desde la banda para buscar su zurda hacia dentro y soltar su latigazo. ¿Que es la misma especialidad que tiene Suso? Pues es imposible que los dos puedan hacer la misma función.
El bruselense no brilla igual desde la izquierda. Es más, no brilla nada. Caparrós presumía de conocer muy bien a la plantilla, pero detalles como éstos lo delatan.
Le puede la presión
Lukébakio, de golpe y porrazo, ha vuelto a ser el de su primera temporada en Nervión. Quizá evidencia que no soporta bien la presión externa. Se le ve errar en ocasiones en las que un futbolista de su calidad no suele fallar, como en las que tuvo en la segunda parte ente el Leganés.
El caso es que, por el bien del equipo y del club (que necesita una venta para subsistir), Lukébakio debe resurgir. No marca desde el 1 de marzo, hace ya más de dos meses, desde el empate ante el Rayo en Vallecas, 8 encuentros en los que su falta de goles han metido abajo a un Sevilla que ganó una semana después en el Reale Arena y que no ha sumado ni un triunfo más.
Junto a Loïc Badé, es la gran esperanza en el mercado y la tabla de salvación para una sociedad obligada a vender, pero estas cosas cambian de la noche a la mañana. Víctor Orta, entre los 90 millones que dice que el Sevilla rechazó en enero, están los 45 que supuestamente ofrecía el Al-Nassr de Arabia Saudí y que fueron rechazados por club y jugador después de que también pinchara en hueso el Nápoles para sustituir a Kvaratskhelia tras su marcha al PSG.
Al Sevilla le urge que resetee y vuelva el mejor Lukébakio. Es la tabla de salvación en lo deportivo y en lo económico. Más le vale a Caparrós que encuentre el punto perdido con el belga.
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