Desde mi córner

¿Cuándo tocará fondo este Sevilla?

  • La sensación que da el equipo de impotencia hizo que el Atleti le ganase con comodidad

Cinco puntos de los veintiuno librados es motivo más que suficiente como para que Nervión explotase ayer. No fue ninguna sorpresa que el Sevilla cayese ante lo que hasta hace nada era un enemigo directo, pero es un dolor ver deambular al equipo. Y eso que tanto en el arranque como al principio del segundo tiempo, el Sevilla mostró maneras, pero se echa al primer embate y eso ocurrió con el gol de Llorente y se remató con el de Morata.

La situación es la que es, el equipo está cogido con alfileres, Lopetegui siente cómo una espada como la de Damocles pende sobre su nuca y apela a una alineación en la que utiliza a tres jugones y un contrafuerte de dos domésticos que a la postre no resulta. Este Sevilla sale a comerse al Atleti, pero sin convicción, teniendo la pelota, pero sin apurar para nada a Oblak. Morata ha perdonado y Llorente no cuando aún no se ha cumplido la media hora de fútbol.

Y el gol rojiblanco llega cuando acaba de agotar un cambio y llega por la zona del que entró de relevo. Con el gol, el viento ha rolado en la grada para mal y el hecho de un pase atrás es motivo más que suficiente para la bronca. Y con la grada como un avispero se llega al descanso a sabiendas de que mucho ha de cambiar este Sevilla para un segundo tiempo competido. Pasa que Lopetegui apela a la vieja guardia y aquello parece que va a virar ciento ochenta grados.

Da la impresión de que estamos ante el Sevilla de antes y hasta asedia al coriáceo sistema defensivo que ha instalado Simeone ante Oblak. Se abre a las alas y aunque no hay pegada en el área da pie a la esperanza. Pero se va a cumplir la hora de juego cuando toda la vajilla se hace trizas con el gol de Morata. Todo está sentenciado y el Atleti puede hacer más sangre, el partido se ha roto definitivamente, la grada estalla y no es para menos. ¿Cuándo tocará fondo el Sevilla?

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