Simof 2010

Un comienzo díficil de olvidar

  • Tras el desfile de diseñadores noveles llegó el turno de los pases profesionales que, un año más, arrancaron con la propuesta de Vicky Martín Berrocal. La diseñadora consiguió superarse ante un público absolutamente entregado a su colección.

La pasarela, de brillante negro y con una pantalla gigante al fondo, no podía constituir un mejor entorno para la presentación de Vivir, la nueva colección de flamenca –y van tres-, con la que Vicky Martín Berrocal volvió ayer a superarse durante la jornada inaugural del Salón Internacional de la Moda Flamenca 2009.

Dividido en cuatro partes, el pase desplegó un abanico de inolvidables estampas a las que no les faltaba ni un solo detalle. Así, como si las obras del mismísimo Julio Romero de Torres, pintor de la mujer andaluza, hubieran cobrado vida, las modelos presumieron de una imagen perfectamente extrapolable a cualquier otra pasarela del mundo.

Ahí radica parte de la grandeza de Martín Berrocal: en su elegante universalidad digna de cunas del diseño como Milán, París o Nueva York. Sedas y rasos cubrían con delicados cortes unas desfilantes a las que se notaba encantadas con el trabajo realizado. En especial, Laura Sánchez quien, como siempre, supo sacar sus mejores dotes interpretativas para recrear las maravillosas prendas que le tocaron en suerte durante la apertura y cierre de la puesta en escena.

Desde una primera serie en tonos maquillaje, en la que se jugaba con las transparencias de flecos del mantón dispuestos a diferentes alturas, a impactantes conjuntos de grandes volúmenes pensados para la noche y adornados con lentejuelas y otros glamourosos detalles, pasando por la alegre psicodelia ideal para la feria de día y, por supuesto, las floreadas postales rocieras con neo-hippies mantones de lana la filosofía de Vivir caló hondo hasta el último minuto, sacudiendo entonces el sentimiento de los espectadores con una blanca bata de cola en la que, los volantes, se sustituyeron inteligentemente por plumas. Tal y como confirmaron los aplausos del público –entre el que se encontraban Marta Sánchez, Nuria March, Boris Izaguirre o Ana García Siñeriz-: sobrecogedor.

Margarita Freire, por su parte, presentó variedad de tejidos naturales donde derrochó pedrerías en escotes y profusión de volantes de diversas telas y con distintos remates. De seguido, tocó el turno de Lina, casa maestra donde las halla que, bajo la batuta de Rocío Montero, ha continuado el legado de esta matriarca de imperecedero estilo. Con un colorido pleno de vitalidad –entre el que destacaron los amarillos, azules, rojos y rosas-, esta firma desarrolló innovadoras apuestas como la sustitución de las mangas clásicas por otras de flecos o la mezcla de lunares y estampados en la parte inferior de algunas piezas.

Ya en la recta final, Carmen Raimundo se decantó tanto por los lunares como por los cuadros de inspiración inglesa y, por último, Curro Durán, ganador de los noveles del pasado Simof, reutilizó como "materia prima", telas originales de los 70 dentro de un despliegue uniforme del que resaltaron sus rebecas con aflamencadas terminaciones. Una excelente culminación a una brillante jornada.

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