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Sociedad

Comienza la última reunión para 'salvar el clima' antes de Copenhague

  • Barcelona acoge una cumbre de la ONU con 4.000 delegados de 180 países y la misión de sentar las bases de un nuevo acuerdo para frenar el cambio climático.

La última reunión para lograr un acuerdo global sobre el cambio climático antes de la cumbre de Copenhague comenzó en Barcelona, organizada por la ONU, con alrededor de 4.000 delegados de 180 países y un baile de datos y cifras sobre cómo y quién debe pagar la "factura climática".

“Todos esperamos perfilar los flecos que nos quedan para llegar a ese acuerdo en defensa de nuestra Tierra dentro de muy pocos días en Copenhague", dijo la ministra española de Medio Ambiente, Elena Espinosa, a la entrada del centro de conferencias, minutos después de que la ONG defensora del medio ambiente WWF proyectase una presentación sobre cómo será el futuro del planeta si no se alcanza el acuerdo.

“Todos tenemos que ser conscientes de que ya no nos queda más tiempo, que ahora o nunca es cuando debemos prever que si no hacemos hoy lo que debemos hacer lo lamentaremos toda la vida, no solamente nosotros si no las generaciones futuras", añadió.

Por su parte el secretario general de la Convención Marco de ONU para el Cambio Climático, Yvo de Boer, hizo un llamamiento a Estados Unidos: si Washington no aporta claridad con su actuación, la cumbre climática de diciembre en Copenhague amenaza con ser un fracaso, dijo al comienzo del encuentro.

Estados Unidos debe aportar "claridad" sobre sus objetivos nacionales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y sobre su contribución financiera a al protección climática en los países más pobres.

Si no lo hace, advirtió De Boer, no habrá acuerdo en Copenhague. El responsable de la ONU en materia de cambio climático consideró también que no es posible retrasar los resultados. "Copenhague debe ser el punto final de las negociaciones". También rechazó acuerdos vagos que sólo podrían complicar aún más el proceso. "Copenhague podría abrir la puerta a un bien común y cerrarla a un desastre común".

"No espero que esta reunión de Barcelona resuelva los grandes temas políticos de financiación y de objetivos reducción de las emisiones, pero es absolutamente crítica en el camino para establecer la arquitectura esencial" de un futuro acuerdo en la capital danesa. "No será una sesión espectacular, pero será importante", dijo en la rueda de prensa que daba inicio a la Barcelona Climate Change Talks, el último asalto antes de la definitiva cumbre que se celebrará entre el 7 y el 18 de diciembre.

Como recordó de Boer, el acuerdo de la capital danesa debería incluir algunos puntos: los países ricos deberían adoptar objetivos ambiciosos de reducción de gases de efecto invernadero; los países en desarrollo, en especial los emergentes, deberían decir "qué harán para reducir sus emisiones", y los países industrializados deberían especificar cómo ayudarán financiera y tecnológicamente a los países en desarrollo.

Hasta el viernes, cuando se difundan las conclusiones de esta nueva ronda negociadora, quedan cinco días de reuniones técnicas entre grupos de trabajo para lograr un consenso sobre el sustituto del Protocolo de Kyoto, el programa de lucha contra el cambio climático de la ONU que expira en 2012.

Las sesiones de negociación se organizan en dos grupos de trabajo: uno está encargado de la cooperación a largo plazo y se centrará en la discusión de temas como la mitigación de los efectos del cambio climático en los países en desarrollo, la deforestación, los enfoques sectoriales, los enfoques de mercado y las medidas de respuesta.

El segundo, el llamado grupo de trabajo especial sobre los nuevos compromisos, tiene como objetivo avanzar en la fase final de las negociaciones y sentar los pilares del acuerdo.

Sin embargo, el ambiente que se vive en esta cumbre es más bien pesimista, a juzgar por la distancia en las propuestas y los desacuerdos sobre el nivel de recorte de emisiones de gases de efecto invernadero de cada una de las partes (EEUU, la UE, las potencias emergentes como Brasil, China, India...), entre otras cuestiones.

La Unión Europea (UE) dijo el pasado viernes que son necesarios 100.000 millones de euros anuales a partir de 2020 para ayudar a los países en desarrollo, pero sus líderes no precisaron cuánto iban a aportar.

El inicio de esta reunión de la capital catalana estuvo también marcada por las acciones y manifestaciones de organizaciones humanitarias y ecologistas llamando al mundo a salvar el planeta, en las que no faltaron lemas como: "¡Es hora de actuar!".

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