Sociedad

Francisco cumple siete años al frente de la Iglesia Católica

  • El Papa debe culminar en 2020 la reforma de la Curia

  • También ha de implementar la eliminación del secreto pontificio en los casos de abusos

El papa Francisco durante una misa Misa por la comunidad de Filipinas en la Basílica de San Pedro

El papa Francisco durante una misa Misa por la comunidad de Filipinas en la Basílica de San Pedro / Riccardo Antimiani (EFE)

El papa Francisco cumplió ayer siete años al frente de la Iglesia Católica en el mundo, en un momento en el que Italia trata de contener el avance de la epidemia de coronavirus con medidas de contención extremas.

La agenda del Papa también se ha visto afectada. El miércoles, Francisco presidió la audiencia general en una sala del Palacio Apostólico, sin fieles, por primera vez en su Pontificado, igual que el ángelus del domingo.

Al margen del coronavirus, en su séptimo año de Pontificado al frente de la barca de Pedro que guía a 1.200 millones de fieles en todo el mundo, Francisco deberá culminar la reforma de la Curia. Tras cinco años de trabajo del Consejo de cardenales que le ayuda en el gobierno de la Santa Sede, está previsto que el Papa publique en los próximos meses la nueva constitución apostólica que sustituirá a Pastor Bonus, promulgado por Juan Pablo en 1988.

En estos momentos, el proyecto de constitución apostólica llamada Praedicate Evangelium (Predicad el Evangelio) está en una fase de revisión final en el Pontificio Consejo de Textos Legislativos y la Congregación para la Doctrina de la Fe. El principal eje que vertebra la nueva carta magna de la Santa Sede es la descentralización de la Curia Romana, que se logrará a través de la implicación de los laicos, no sólo como agentes pastorales sino también como responsables en puestos claves de la jerarquía de la Iglesia, sobre todo en áreas relacionadas con las realidades temporales, no espirituales.

También será un año clave en la lucha contra los abusos sexuales. El Papa debe implementar de forma práctica una de sus decisiones más relevantes de 2019: la eliminación del secreto pontificio, una petición histórica de las asociaciones de víctimas de pederastia eclesial que supone la obligación de cooperar cuando haya mandatos ejecutivos con la Justicia civil.

Tras la cumbre que reunió a toda la jerarquía episcopal en febrero del año pasado en el Vaticano, el Papa publicó el motu proprio Vos estis lux mundi, un compendio de reglas claras para erradicar de cualquier caso de abusos las prácticas del encubrimiento, que equipara la ocultación al abuso y que deja claro que es responsabilidad de todos denunciar.

Además, el Vaticano creó el mes pasado un nuevo equipo de expertos que guiará a las iglesias locales en la adopción de protocolos y la implementación práctica de medidas en la lucha para erradicar los abusos sexuales del seno de la Iglesia Católica. Esta medida da continuidad a la intención del Papa de crear un grupo de trabajo operativo para ayudar a las Conferencias Episcopales a preparar y actualizar las directrices sobre la protección de los menores.

Sobre la mesa de trabajo también está la relación de la Iglesia Católica con China. Ambos gobiernos han cerrado un acuerdo histórico sobre designación de obispos, tras más de 60 años de desencuentros, con la aceptación de los siete obispos que el gigante asiático nombró sin el consentimiento pontificio y la introducción del veto papal en el futuro.

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