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Incendios Las principales circunstancias que ayudan a propagar el fuego

Llamas que lo arrasan todo

  • El 95% de los incendios que se generan en los montes españoles se deben a negligencias y descuidos de las personas que no están concienciadas

Las altas temperaturas del verano, unidas al invierno más seco que se recuerda desde que en el año 1947 se iniciaron los registros de la Asociación Española de Metereología (Aemet), han provocado una "tormenta perfecta" de incendios forestales, que hasta el 29 de julio han devorado 130.830 hectáreas de superficie forestal, más que en todo el año 2011.

El secretario general del Colegio de Ingenieros Técnicos Forestales, Raúl de la Calle, explicó que la conjunción de estos factores hace que los montes tengan un contenido hídrico muy bajo y por tanto se hayan convertido en un auténtico "polvorín" y el cóctel perfecto para que sea mucho más fácil la propagación del fuego.

Para poner en alerta por peligro de inicio de un fuego forestal se utiliza la llamada "regla del 30/30/30", indicó De la Calle, lo que significa que existe una temperatura superior a 30 grados, una humedad relativa del aire inferior al 30% y una velocidad del viento superior a 30 kilómetros por hora.

Cuando se da esta situación, hay un alto riesgo de que cualquier conato de incendio se convierta en un gran incendio forestal (GIF), que son aquellos incendios que terminan superando las 500 hectáreas quemadas, explicó el experto.

El ingeniero dijo que otros "factores 30" que se manejan es que haga "30 días que no llueve", y que la pendiente tenga una inclinación de más del 30%, pues cuanto más inclinada sea la ladera, mayor es la velocidad a la que el fuego se propaga, y además, a partir de esa inclinación el acceso de los medios de extinción terrestres se hace mucho más lento y complicado que en otros casos.

La pendiente es el más relevante de los tres factores topográficos que tienen "una influencia directa tanto en el inicio como el desarrollo del fuego", junto con el relieve y la "exposición de la ladera."

El relieve puede condicionar los regímenes de viento que incidirán en la dirección y velocidad de propagación del fuego, y también la existencia de microclimas, por ejemplo zonas con mayores humedades relativas en las laderas de umbría, comenta De la Calle.

En cuanto a la exposición de la ladera, influye en el ángulo de incidencia de los rayos solares, por lo que las zonas de solana tendrán mayor temperatura y menor cantidad de agua.

Otro factor fundamental es el estado de la biomasa, que es el combustible de cualquier incendio, y De la Calle ha asegurado que, aparte de estar seca por un invierno con ausencis de precipitaciones importantes, "si además no se ha actuado en los montes y no se han hecho tareas de prevención como limpiarlos", los incendios son mucho más intensos porque tienen mucho más combustible.

"Por eso son tan importantes las medidas preventivas como cortafuegos, tratamientos selvícolas, podas en las ramas bajas, y cerca de vías de comunicación que luego pueden servir de gran apoyo en las labores de extinción del incendio", dijo.

El tipo de materia vegetal que arde durante los incendios forestales también condiciona en gran parte el comportamiento del fuego, y por eso se hacen "guías de modelos de combustible" para ayudar en la prevención y extinción de incendios, que explican si el combustible del monte es "de tipo fino o grueso" y el "poder calorífico de las distintas especies."

El combustible de tipo fino, como un montón de hojas secas o ramas finas, arde con mucha facilidad; y especies como la encina que tienen un gran poder calorífico, arden más y mejor que otro tipo de árboles.

Por último, el ingeniero recordó que "debemos tener en cuenta nuestro propio comportamiento, porque el 95% de los incendios están causados por el ser humano."

"Este año está siendo horrible, forestalmente trágico y con pérdidas de vidas humanas" lamentó, antes de concluir que "hay mucho trabajo por hacer en concienciar a nuestra sociedad en evitar las negligencias" como arrojar colillas de tabaco en arcenes, encender barbacoas en sitios prohibidos o quemar basuras, que provocan que los montes ardan, y con ellos se pierda la flora y fauna.

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