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Sociedad

El Papa insiste en el veto a la creación de embriones con fines terapéuticos

  • Benedicto XVI pide un consenso a la comunidad científica para determinar el momento de la muerte en el caso de la donación de órganos · Expertos internacionales debaten en el Vaticano sobre trasplantes

Benedicto XVI se opuso ayer a la creación y sucesiva destrucción de embriones humanos como "material terapéutico" porque, según argumentó, "contradice las bases culturales, civiles y éticas sobre las que se apoya la dignidad de la persona".

El Papa se dirigió así a los participantes en el Congreso Internacional sobre la Donación de Órganos promovido por la Academia Pontificia para la Vida en colaboración con la Federación Internacional de las Asociaciones Médicas Católicas y el Centro Nacional Italiano de Trasplantes. El evento cuenta con la participación de expertos y sociedades especializadas en transplantes de los cinco continentes, que abordarán desde los aspectos más científicos y médicos, hasta los meramente organizativos y relacionados con la ley y la ética.

Benedicto XVI pidió que la "lógica de mercado" no impere en el ámbito de los trasplantes de órganos a pesar de "la proliferación de las peticiones" para este tipo de intervenciones.

El Papa comentó que la donación de órganos debe darse de forma gratuita, voluntaria y respetuosa con la dignidad del donante y agregó que las "lógicas de compraventa de los órganos", son "moralmente ilícitas" y que deben "condenarse" por tratarse de prácticas "abominables".

En este sentido, recordó que los órganos vitales sólo se pueden extraer tras constatar la "muerte real" del donante. "En un ámbito como éste, no puede existir la más mínima sospecha de arbitrio" hasta el punto de que si no se tiene "certeza total" de la defunción, "debe prevalecer el principio de la precaución", concretó.

El Papa reiteró que la Iglesia católica apoya el transplante de órganos aunque desea que la comunidad científica determine el momento de la muerte "teniendo en cuenta los progresos recientes" de la ciencia.

La intervención del Papa fue hecha después de que el diario del Vaticano, L'Osservatore Romano, cuestionara el principio de muerte cerebral como fin de la vida.

La autora del artículo, Lucetta Scaraffia, citaba el caso de una mujer embarazada que dio a luz a pesar de estar en coma irreversible. "La idea de que una persona deje de existir cuando el cerebro deja de funcionar (...) está en contradicción con el concepto de la doctrina católica", escribió.

El Pontífice también lamentó que "el problema de la disponibilidad de órganos vitales para el trasplante no es teórico, sino dramáticamente práctico, como se puede ver por la larga lista de espera de tantos enfermos, cuyas únicas posibilidades de supervivencia están ligadas a las exiguas ofertas".

Para el Papa donar los órganos es "un acto de generosidad y altruismo".

Esta situación no puede justificar la "compraventa de órganos" o la adopción de "criterios discriminatorios o utilitaristas", que sería "moralmente ilícitos".

"La comunidad científica debe rechazar como prácticas inaceptables los abusos en los trasplantes y su tráfico, que a menudo afectan a personas inocentes, como los niños", prácticas que calificó como "abominables".

Para contrarrestar la "lógica de mercado", el Papa consideró importante difundir la "cultura del don" y de la "gratuidad", sobre todo en una época que "con frecuencia está marcada por diversas formas de egoísmo".

Por último, animó a los participantes a informar mejor a los ciudadanos para "evitar prejuicios y malentendidos, disipar difidencias y miedos" y aumentar el número de donantes.

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