La advertencia de un experto sobre algo muy cotidiano: "Los balcones no están preparados para los aires acondicionados"

El presidente de la AADIPA explica la evolución histórica de estas estructuras, comparándolas con mareas que "aparecen y desaparecen" a lo largo de la historia arquitectónica española

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Un aire en una fachada / M.R.M/IA

El reconocido arquitecto catalán Josep María Boronat, actual presidente de la Asociación de Arquitectos para la Defensa e Intervención en el Patrimonio Arquitectónico (AADIPA), ha lanzado en la revista Arquitectura y Diseño una importante advertencia sobre un problema estructural que afecta a numerosos edificios en España. "Nuestros balcones no están preparados para asumir el peso de un aire acondicionado", afirma categóricamente el experto, señalando que la instalación inadecuada de estos equipos puede provocar graves daños en las estructuras arquitectónicas, especialmente en edificios históricos.

Boronat, con décadas de experiencia en el sector, utiliza una metáfora marina para describir la evolución histórica de los balcones en la arquitectura española: "Los balcones son como las mareas: aparecen y desaparecen". Esta comparación ilustra perfectamente cómo estos elementos arquitectónicos han experimentado periodos de auge y decadencia a lo largo de los siglos. En Barcelona, donde reside el arquitecto, los balcones tuvieron su origen en la estructura conocida como "solana", un elemento de madera que permitía a los habitantes observar la calle con mayor libertad que desde una simple ventana.

Durante la época barroca, comenzaron a surgir los primeros balcones en voladizo, que paulatinamente fueron incorporando elementos ornamentales característicos del periodo. Sin embargo, fue durante el Modernismo cuando estos espacios exteriores alcanzaron su máximo esplendor, convirtiéndose no solo en elementos funcionales sino también en auténticos símbolos de estatus social que reflejaban el poder adquisitivo de las familias.

La evolución histórica de los balcones en España

A diferencia de la actualidad, donde los áticos son considerados las viviendas más exclusivas y valoradas, en la época modernista el piso principal era el que albergaba a las familias más pudientes. "En aquella época, analizando las fachadas se podía identificar fácilmente el poder adquisitivo de quienes habitaban cada planta", explica Boronat. Los balcones-tribuna, exuberantes y ornamentados, que hoy podemos admirar en numerosas fachadas barcelonesas, se ubicaban precisamente en estos pisos principales.

"A medida que subíamos en altura, los balcones se volvían más sobrios hasta llegar a los enrasados de la última planta", detalla el arquitecto. Esta jerarquización vertical de la ornamentación respondía directamente a la estructura social de la época, donde las clases más adineradas ocupaban las plantas más accesibles, evitando así subir numerosos tramos de escaleras en una época sin ascensores.

Durante la década de los 90, los balcones experimentaron una notable caída en popularidad debido a la irrupción de tendencias arquitectónicas que apostaban por fachadas más planas y minimalistas. Sin embargo, la pandemia de COVID-19 en 2020 supuso un punto de inflexión en esta tendencia, devolviendo el protagonismo a estos espacios no solo por su valor arquitectónico y ornamental, sino también por su importante función social como nexos de comunidad.

Problemas estructurales: el peligro de los aires acondicionados

Uno de los principales problemas que afectan a los balcones en la actualidad es su utilización como soporte para elementos ajenos a su diseño original, especialmente aparatos de aire acondicionado. "El aire acondicionado no pertenece al balcón", advierte tajantemente Boronat, señalando que "la constante vibración de ese tipo de aires puede comportar patologías en la estructura del edificio".

El experto profundiza en esta problemática: "Además de las vibraciones, estos aparatos condensan agua, tienen pérdidas, generan calor y frío... todos estos factores pueden afectar la edificación en ese punto". Esta situación resulta especialmente preocupante en edificios históricos, cuyo diseño original no contemplaba soportar el peso adicional de estos dispositivos modernos.

Boronat enfatiza la importancia de respetar los sistemas constructivos originales, que ya incorporaban soluciones eficaces para proteger la estructura. "La historia y la tradición son muy sabias: hay elementos en los balcones desde sus orígenes que siguen vigentes por su eficacia", comenta, haciendo referencia específica a los métodos tradicionales de drenaje, como la pequeña pendiente que conduce el agua hacia un goterón, un elemento curvo diseñado para expulsar el agua hacia el exterior, evitando así que se filtre por la fachada.

¿Cómo detectar problemas en nuestros balcones?

Una de las ventajas de los balcones frente a otros elementos arquitectónicos es su visibilidad. "La gran seguridad que confieren es que no pueden esconder patologías ocultas: cualquier afección derivada de su exposición a las condiciones climatológicas y al paso del tiempo se notará a simple vista", explica el arquitecto catalán.

Según Boronat, las afecciones más frecuentes que suelen presentarse en estos elementos son la corrosión de las barandillas y la aparición de fisuras en la fachada, causadas principalmente por la dilatación de los metales. Estas dilataciones pueden llegar incluso a deformar las barandillas con el paso del tiempo, comprometiendo tanto la estética como la seguridad de la estructura.

Para un mantenimiento adecuado, el experto recomienda realizar inspecciones periódicas de los elementos metálicos, prestando especial atención a posibles oxidaciones o deformaciones, así como revisar regularmente el estado del hormigón o la piedra para detectar posibles grietas o desprendimientos en sus fases iniciales.

Josep Maria Jujol: maestro de los balcones modernistas

En su análisis sobre la evolución de los balcones en la arquitectura española, Boronat destaca especialmente la figura de Josep Maria Jujol, arquitecto catalán que trabajó estrechamente con Antoni Gaudí y fue el creador de la técnica decorativa conocida como trencadís, que utiliza piezas cerámicas fragmentadas para crear llamativos mosaicos.

"Tenía una mano especial para los balcones", afirma Boronat sobre Jujol, destacando particularmente su magistral trabajo en hierro forjado. Las icónicas barandillas de La Pedrera, uno de los edificios más emblemáticos de Barcelona, son obra suya, demostrando su extraordinaria habilidad para transformar un elemento funcional en una verdadera obra de arte.

Los balcones diseñados por Jujol para la casa Planells, ubicada en la avenida Diagonal de Barcelona, simulan orgánicamente la forma de una ola, dotando a la fachada de un dinamismo único que rompe con la rigidez arquitectónica tradicional. Además, el arquitecto catalán incorporó en algunos de sus diseños el cortejador (o festejador), un elemento interior consistente en un banco situado junto a la ventana, tradicionalmente utilizado para el arte del cortejo.

En lo que podría considerarse una romántica oda al amor, Jujol trasladó estos elementos al exterior en algunas de sus obras más emblemáticas, como la Casa Ximenis en Tarragona o la Casa Bofarull, integrando estos asientos en la propia barandilla de forma orgánica y creando así un elemento único que fusiona funcionalidad y belleza.

¿Cómo afecta el cambio climático a la conservación de los balcones históricos?

El incremento de fenómenos meteorológicos extremos asociados al cambio climático supone un nuevo desafío para la preservación de elementos arquitectónicos expuestos como los balcones. Las lluvias torrenciales, cada vez más frecuentes en determinadas zonas de España, someten a estas estructuras a un estrés adicional que puede acelerar su deterioro.

Los expertos en conservación del patrimonio arquitectónico recomiendan reforzar los sistemas de drenaje tradicionales y realizar mantenimientos preventivos más frecuentes para garantizar la durabilidad de estos elementos históricos. Asimismo, sugieren la aplicación de nuevos tratamientos protectores compatibles con los materiales originales, que respeten la estética histórica mientras proporcionan mayor resistencia a las inclemencias meteorológicas.

Alternativas sostenibles para la climatización en edificios históricos

Ante la problemática señalada por Boronat sobre los aires acondicionados en balcones, los arquitectos especializados en rehabilitación proponen diversas alternativas más respetuosas con las estructuras históricas. Entre ellas destacan los sistemas centralizados de climatización, que evitan la instalación de unidades exteriores individuales, o las bombas de calor de alta eficiencia que pueden ubicarse en zonas menos comprometidas estructuralmente.

Algunas comunidades autónomas han comenzado a implementar normativas específicas que regulan la instalación de equipos de climatización en edificios catalogados, estableciendo criterios estrictos sobre su ubicación y características técnicas para minimizar tanto el impacto visual como el estructural. Estos marcos regulatorios buscan equilibrar las necesidades de confort térmico de los residentes actuales con la preservación del patrimonio arquitectónico para las generaciones futuras.

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