Causa criminal

El caso del niño de Morón cumple cuatro meses con la investigación en punto muerto

Policías y periodistas, en las inmediciones de la vivienda del menor de Morón de la Frontera.

Policías y periodistas, en las inmediciones de la vivienda del menor de Morón de la Frontera. / Juan Carlos Vázquez

La desaparición de Antonio David Barroso Díaz cumplió esta semana cuatro meses con la investigación absolutamente estancada. No hay ninguna novedad destacable, más allá de la batalla que las dos ramas de la familia del menor libran ahora en las redes sociales, que no aporta nada a la investigación y quizás sólo añada más dolor al asunto. La Policía Nacional continúa buscando el cadáver del chico en el vertedero de Valdemíngomez, en Madrid, pero no se ha encontrado ni una sola pista que indique el cuerpo pueda estar allí. Ni tampoco nada sobre el paradero de la silla de ruedas en la que desplazaba el adolescente.

Antonio David Barroso Díaz, de 15 años y con una severa discapacidad, permanece desaparecido desde el día 12 de septiembre de 2021. Fue visto por última vez en un hotel de Talavera de la Reina (Toledo), donde pernoctó con su madre, Macarena Díaz. Ésta, que padece una enfermedad mental, se marchó en pleno brote psicótico con su hijo y presuntamente se deshizo de él durante el viaje. Ha dado múltiples versiones sobre la desaparición del menor, y ninguna de ellas se ha podido verificar.

La mañana del 13 de septiembre, Macarena Díaz apareció en una gasolinera de Carabias (Segovia) asegurando que había matado a su hijo. La Guardia Civil la asistió y fue trasladada a un hospital psiquiátrico, ante la evidente crisis que la mujer padecía. Del niño no se halló ningún indicio. Ella aseguraba que había matado al menor y luego lo había arrojado a un contenedor de basura próximo a un centro comercial de Arroyomolinos (Madrid). La Policía revisó todos los contenedores de la zona sin éxito. Tampoco en el coche había rastros de sangre.

Inspección de la Policía Nacional en Morón de la Frontera. Inspección de la Policía Nacional en Morón de la Frontera.

Inspección de la Policía Nacional en Morón de la Frontera. / Juan Carlos Vázquez

Luego vendrían un rosario de versiones en las que el único punto coincidente era que el niño estaba muerto. Dijo que lo mató inyectándole agua con una jeringuilla (ella es enfermera y ha trabajado durante años en un hospital del área metropolitana de Sevilla), que el chico se le murió en el camino y lo tiró por un barranco, que falleció unos días antes de iniciar el viaje en Morón de la Frontera... Lo único que parece claro para la Policía es que el menor está muerto, si bien ni siquiera se ha podido acreditar si murió de forma natural o violenta.

Macarena dibujó un mapa en el que trataba de orientar la búsqueda de su hijo, pero de poco ha servido hasta el momento. No ha sido capaz de recordar con exactitud el punto en el que pudo deshacerse del menor. Incluso la Policía recurrió a un cura de Morón muy amigo de ella, sin que éste pudiera tampoco obtener ninguna información relevante para el hallazgo del cuerpo.

No se sabe a ciencia cierta si el niño ya estaba muerto cuando llegaron al hotel de Talavera, pues iba dormido. Al ser una persona discapacitada y que no puede moverse por sí mismo, la madre lo sacó del vehículo adaptado en el que iba por la parte de atrás, sin necesidad de cogerlo y despertarlo. El coche lleva los cristales tintados, por lo que tampoco se ha podido ver en las cámaras de control de tráfico en qué momento del recorrido iba el menor en el coche y dónde dejó de hacerlo. Macarena había tirado su teléfono móvil a la basura días antes del viaje, por lo que tampoco se pudo establecer una geolocalización de ella y averiguar en qué lugar se detuvo. La Policía recuperó el teléfono en un contenedor de Morón, próximo a su casa, unos días después de la desaparición.

Cartel anunciando la desaparición de Antonio David Barroso. Cartel anunciando la desaparición de Antonio David Barroso.

Cartel anunciando la desaparición de Antonio David Barroso. / SOS Desaparecidos

La mujer, de 38 años, fue puesta en libertad una vez que recibió el alta médica. El juzgado que lleva el caso mantiene el secreto sobre las actuaciones, por lo que poco ha trascendido del estado actual de la investigación. Que haya quedado libre puede significar que no se ha podido acreditar que haya habido un homicidio y lo único que se le impute por el momento a Macarena es un abandono del menor. Que el caso siga bajo secreto indicaría que continúan las investigaciones para tratar de encontrar alguna nueva pista o indicio que permita esclarecer lo ocurrido y, sobre todo, encontrar el cadáver.

El padre, Antonio Barroso, no ha querido hasta el momento atender a la prensa y sólo ha emitido un comunicado y una carta, pero sí nombró a una persona como su portavoz. Este hombre asegura que la familia paterna se agarra a la posibilidad de que el menor siga con vida, aunque entienden que hay muy pocas opciones. Quieren creer que el menor está recogido en alguna secta o congregación, como ya en su momento dio a entender la otra hija del matrimonio, Miriam, hermana mayor de David.

Aseguran que Macarena es una persona muy religiosa (llegó a decir que el viaje que hizo con el niño era para iniciar el Camino de Santiago en busca de una posible curación de éste) y que puede haber entrado en contacto con algún grupo de este tipo. Esto, sin embargo, es algo que la Policía tiene casi descartado, sobre todo porque el menor necesita unos cuidados constantes y es completamente dependiente. De hecho, hasta la crisis que sufrió Macarena en septiembre, todos los vecinos y personas que la trataron aseguran que era una madre volcada en el cuidado de su hijo, al que nunca le faltó una sola atención.

Mientras la Policía remueve la basura acumulada en el vertedero de Valdemingómez en busca de Antonio David, las dos partes de la familia se enzarzan en una especie de batalla dialéctica librada en las redes sociales. Ni Macarena, ni su hija Miriam, ni su ex marido Antonio quieren hablar con la prensa, pero tanto ellos como otros miembros de la familia se lanzan dardos a través de Facebook, en unos mensajes que puede ver cualquier persona que acceda libremente a esta red social y en los que ya aparecen rencillas familiares que poco tienen que ver con el caso del menor.

El domicilio, precintado, poco después de la desaparición. El domicilio, precintado, poco después de la desaparición.

El domicilio, precintado, poco después de la desaparición. / José Ángel García

En uno de estos mensajes, emitido en diciembre, la familia paterna pedía a Macarena que dijera dónde está el menor. "Si es verdad que has amado a David, dinos dónde está, cuéntanos la verdad, necesitamos saberlo. Si es verdad que ha muerto, dinos dónde está el cuerpo. Nuestro niño tiene que tener un entierro digno para que podamos despedirnos de él y poder descansar. Echamos tanto de menos a David que cualquier cosa que nos digas nos reconfortará. No lo hagas por nosotros, hazlo por él", decía el mensaje, que terminaba pidiendo a todos los usuarios de la red social que lo compartieran.

Miriam, la hermana mayor de David, salía en defensa de su madre con un largo post en Facebook, en el que reprochaba a su familia paterna que "no hubiera dado la cara" ni se hubiera acercado a hablar personalmente con Macarena antes de hacerlo a través de un mensaje colgado en las redes sociales. "Si verdaderamente os importase tanto David, os hubiéseis sentado con Macarena, no que habéis dejado pasar los meses sólo poniendo mensajes en las redes sociales para dar la nota (...) Tenéis nuestras direcciones, nuestros teléfonos, y nunca hemos recibido una llamada en la que digáis que necesitáis saber de David, la situación ni lo que haya pasado". La joven se preguntaba también cuánto tiempo llevaba el padre sin ver a su hijo antes de lo ocurrido. 

Todo ello adornado con comentarios de terceros, muchos de los cuales aplaudían esta respuesta.No es el primer rifirrafe entre los padres del menor desaparecido. Ya hubo un encontronazo cuando Macarena quedó en libertad y aprovechó para colgar un mensaje en su perfil de Facebook, que borraría a las pocas horas. En esa publicación, la mujer explicaba que el niño murió el 10 de septiembre en sus brazos.
Precinto policial en la calle Los Molares, de Morón de la Frontera. Precinto policial en la calle Los Molares, de Morón de la Frontera.

Precinto policial en la calle Los Molares, de Morón de la Frontera. / Juan Carlos Vázquez

"Con él se me ha ido la vida (...) Gracias a Dios, mis manos han sido durante 16 años las manos, los pies y el cuerpo de David. Entera le he entregado mi vida, sin reprocharle nada a nadie, y 20 años más lo haría, pero llegó su hora y esa hora le tocó en mis brazos, ¿cómo no me va a tocar a mí si soy su cuidadora 24 horas al día?", decía la madre.
El padre criticó la puesta en libertad de su ex mujer. Lo hizo a través de un comunicado. "No entiendo cómo la, en teoría, asesina confesa de mi hijo está en libertad tomando café, paseando y comprando como si no hubiera pasado nada. No entiendo cómo puede estar tan tranquila. No entiendo nada, yo estoy que no vivo, no descanso, no tengo paz. Estoy recluido en casa para no verla, no quiero cruzármela, no sé cómo ella reaccionaría". Cuatro meses después, todo sigue igual. Fuentes próximas a la familia del padre insisten en su desesperación, y lamentan que su mujer siga haciendo vida normal en el pueblo como si nada hubiera ocurrido. Nadie sabe dónde está David, ni tampoco su silla de ruedas.

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