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Sociedad

El metro de Londres celebra su 150º cumpleaños

  • Desde la primera línea, acogida con escepticismo, hasta los Juegos Olímpicos, pasando por la Segunda Guerra Mundial o los atentados de 2005, el Tube ha sido testigo subterráneo de la historia de la ciudad.

La relación de los londinenses con su Tube es de amor-odio. El próximo 10 de enero se cumplen 150 años desde la inauguración de la línea que unía Paddington y Farringdon, la primera línea de metro del mundo. "Mind the gap!" (cuidado con el hueco entre el tren y el andén). La frase se escucha decenas de miles de veces al día en las 270 estaciones del metropolitano de Londres. Para muchos de los millones de turistas que visitan la ciudad cada año, el Tube se ha convertido en una atracción más y la frase, en folklore británico. Y lo cierto es que anualmente se producen unos 80 accidentes de este tipo, y en la mayoría de los casos el pasajero que mete el pie en el hueco resulta gravemente herido.

Hace mucho que el metro de Londres ya no está a la altura de los tiempos que corren. Seguridad, rendimiento y confort son adjetivos que no concuerda con el renqueante Tube y sus frecuentes retrasos. Los años no pasan en balde, las entradas y salidas resultan demasiado estrechas, los andenes demasiado angostos. Sólo unas pocas estaciones están equipadas con puertas de seguridad para impedir la caída a las vías. Hasta 2006, aún había escaleras mecánicas de madera. El gobierno invertirá hasta 2036 la gigantesca suma de 16.000 millones de libras para renovar el Tube, que recibe su nombre de la forma tubular de sus vagones y accesos. Hasta la fecha se han gastado ya más de 6.000 millones.

Eso no significa que no pueda ofrecer sorpresas. Como durante los Juegos Olímpicos del pasado verano, cuando a sus 149 años fue capaz de mostrar de lo que era capaz. "Durante los Juegos Olímpicos y los Paralímpicos se produjo la tasa más baja de accidentes e incidencias", anunció orgullosa la red de transporte Transport for London. Y eso que durante esas semanas, las 11 líneas del metropolitano funcionaron a pleno rendimiento: en los días más importantes se registraron más de cuatro millones de viajes, cuando un día laborable normal son unos 3,3 millones. Anualmente, el Tube transporta por la sinuosa red subterránea londinense, aunque cerca de la mitad de los 402 kilómetros de líneas se sitúan en la superficie.

Sin embargo, hace 150 años no cabía imaginar tales hazañas olímpicas. ¿Trenes subterráneos? Poco antes de su inauguración, el diario The Times condenó la idea calificándola de "insulto al buen sentido común". El ambiente oscilaba entre el escepticismo y el entusiasmo tecnológico. Pero pronto triunfó la factibilidad sobre las cuestiones ideológicas: ya en su primer año de vida, 11,8 millones de pasajeros utilizaban la Metropolitan Line, la línea pionera del metro de Londres. En aquel entonces, la ciudad tenía unos 3,2 millones de habitantes.

Aunque en sus vagones había cabida para todas las clases sociales, el metro era muy popular sobre todo entre los obreros. A ellos les permitía abandonar las estrechas y apretadas viviendas del superpoblado centro de Londres y mudarse a las afueras, a casas más grandes con jardín. El flujo de personas que viajaban a trabajar a la capital creció, y los pueblecitos de antaño quedaron absorbidos por la ciudad. Este patrón se prolongó durante décadas: cuando en 1926 se amplió la línea norte hasta el pueblo de Morden, allí vivían 1.000 personas. Cinco años después, eran ya 12.600 habitantes. Sin el Tube, Londres sería hoy una ciudad bien distinta.

Con todo, en las primeras décadas, el mejor o peor orden de las líneas de metro que hoy puede verse en el Tube Map quedaba muy lejos. Tras la Metropolitan Line, varios operadores privados fueron abriendo varias líneas, generando un considerable caos que, entre otros, provocó que hoy día haya 40 estaciones sin utilizar. Tuvo que pasar tiempo para que se construyeran conexiones, y hasta 1908 la red no comenzó a promocionarse en su conjunto como el London Underground.

Por otro lado, las líneas pioneras aún no eran tan profundas. Se construía excavando una fosa y luego volviendo a construir encima. Cientos de personas tuvieron que dejar sus viviendas, y no fue hasta finales del siglo XIX cuando se empezó a hacer túneles bajo tierra, abriendo numerosas posibilidades para la ampliación de la red.

Durante la Segunda Guerra Mundial, la profundidad de los túneles salvó la vida a decenas de miles de personas. La población de Londres utilizó la red de metro como búnker y se escondió allí durante los bombardeos nazis. Además, los accesos a las estaciones se convirtieron también en escondites para obras de arte. Y el Ejército construyó allí centros de control entre otros para la defensa aérea. No obstante, aquella profundidad también acarreaba peligros. En 1987, un incendio en la estación de King's Cross causó la muerte a 31 personas. Como consecuencia de la tragedia se endurecieron las medidas contra incendios y se introdujeron numerosas normas de seguridad. Entre otros, se prohibió fumar en las estaciones. El 7 de julio de 2005, Londres vivió el peor atentado terrorista de su historia: en tres vagones de metro y un autobús explotaron varias bombas que se llevaron las vidas de 52 personas.

Hoy en día, la red de metro de Londres es, después de la de Shanghai, la segunda más larga del mundo. Y crece rápido. Actualmente se está construyendo una nueva conexión este-oeste que se llamará Crossrail. Se espera que sea más nueva, más grande, más confortable y mejor. La inauguración está prevista para 2018.

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