Las víctimas del accidente del tren que descarriló el 24 de julio de 2013 en Santiago están indignadas con el informe de la CIAF que ha determinado como causas de la tragedia la "velocidad y el despiste" del maquinista.

Portavoces de las víctimas coinciden en su queja de que este órgano adscrito al Ministerio de Fomento no es independiente y, por tanto, no es acertado que se convierta en "juez y parte".

El presidente de la asociación de perjudicados Apafas, Cristóbal González, asegura que el análisis es "injusto y desacertado" pero ni más ni menos "que lo que se esperaba, es decir, otro tanto de lo mismo". "Si pudieran ocultar la culpa del maquinista", Francisco José Garzón Amo, también lo harían, "pero como no hay ni Dios que diga que el maquinista no tiene culpa, entonces se agarran a todo lo demás", señala, subrayando que todo el mundo sabe que "la ineficacia de los sistemas de seguridad" está entre los motivos del siniestro.

"Es un accidente que se podría haber evitado y esto quiere decir que alguien no ha hecho las cosas bien", significa este hombre, uno de los pasajeros de ese convoy que cubría la ruta entre Madrid y Ferrol.

Jesús Domínguez, un portavoz de la plataforma Víctimas Alvia 04155, comenta que la CIAF no tiene "ninguna credibilidad" al no ser independiente y apunta que "esto es una tomadura de pelo".

El sevillano Cristóbal González llegó a despedirse de su familia por medio de un wasap, al creer que su vida llegaba a su término. "Adiós, te quiero", escribió a su mujer e hijos.