Presentación

Recuperar el futuro

  • Mazaly Aguilar, vicepresidenta de la comisión de Agricultura y Ganadería en la Unión Europea

Visita de la eurodiputada de Vox, Mazaly Aguilar, a Jerez.

Visita de la eurodiputada de Vox, Mazaly Aguilar, a Jerez.

Mazaly Aguilar. Mazaly Aguilar.

Mazaly Aguilar.

Muchas de mis intervenciones públicas desde que se inició la pandemia se han dirigido a agradecer el trabajo y los esfuerzos de “nuestros otros héroes”. Me refiero a todos aquellos agricultores y miembros de la cadena alimentaria que han garantizado con su esfuerzo y dedicación que los supermercados no se quedaran vacíos en uno de los momentos más duros de nuestra historia reciente.

Hoy más que nunca tenemos que gritar alto y claro que el sector agrícola es un sector esencial y estratégico y que debe ser respetado y protegido frente a todos aquellos que desean convertir Europa en un museo de la agricultura dependiente de las importaciones de terceros países.

No faltaron alimentos en los momentos más trágicos de la pandemia, los consumidores no sufrieron una subida de los precios de los alimentos básicos y las cadenas de suministro funcionaron mejor que un reloj suizo. Si esto no hubiera sido así, la envergadura de la crisis hubiera tenido consecuencias inimaginables.2020 comenzó con una crisis de precios en la agricultura que puso al sector en pie de guerra contra las administraciones, dispuesto a iniciar una serie de movilizaciones para reclamar precios dignos y un futuro para el sector.

Estalló la Covid-19 y el sector aparcó sus movilizaciones y se concentró en garantizar la seguridad alimentaria de todos nosotros. Había problemas antes de la Covid y esos problemas subsisten en la actualidad. Al desequilibrio creciente en el funcionamiento de la cadena alimentaria se le han unido los recortes en el presupuesto de la PAC, una crisis de precios de carácter estructural, el aumento de la competencia desleal de determinadas importaciones procedentes de terceros países y el crecimiento exponencial de una normativa verde que no tiene en cuenta la necesaria sostenibilidad económica del sector.

Si la situación ya era muy compleja para nuestros agricultores y cooperativas, se sumaron, además, las incertidumbres del Brexit y los aranceles de la administración estadounidense a nuestros productos agrícolas más emblemáticos. Estas limitaciones han pasado factura a un sector orientado al mercado, dependiente de las exportaciones y del equilibrio en la negociación de acuerdos comerciales.

Desgraciadamente el reconocimiento del trabajo de nuestro sector agroalimentario se ha quedado en muchos casos en “parole, parole, parole”..... Las escasas ayudas tardaron en llegar, los países reaccionaron de forma descoordinada y la UE se limitó a ofrecer una limosna a través de la extensión al almacenamiento privado para determinados sectores.

Los agricultores han estado “a la altura” pero la respuesta de las administraciones ha dejado mucho que desear, por ello debemos aprender de las lecciones de la pandemia e introducir los cambios oportunos en la legislación para que la UE y los Estados miembros puedan responder mejor y con mayor celeridad a las necesidades del sector en casos de crisis.

Los deberes que hay que hacer están encima de la mesa: Hay que mejorar los mecanismos de mercado, proveer soluciones más allá de los fondos menguantes de la PAC y reorientar el mecanismo de recuperación europeo para que haya un apoyo más firme y decidido hacia nuestras zonas rurales y el motor de su economía.

En la actualidad, todavía inmersos en la pandemia, pero con la vista puesta en la vuelta a la normalidad, la UE sigue obcecada con llevar hasta las últimas consecuencias el denominado Pacto Verde, un conjunto de medidas legislativas basadas en el medio ambiente que pretenden transformar radicalmente la economía europea y por ende nuestra agricultura.

Los objetivos son loables, aunque pecan de una ambición que poco o nada tienen que ver con la realidad de la agricultura europea. Esta crisis demanda mayor cooperación, más empatía con nuestros agricultores y mucha, mucha voluntad política para afrontar los desafíos de nuestro modelo agrícola.Si los agricultores están en números rojos no habrá ningún objetivo verde que pueda cumplirse. Sólo un sector rentable es capaz de mantener vivos a nuestros pueblos y proteger de manera efectiva el medio ambiente.

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