El presidente venezolano Nicolás Maduro se sintió como un preso de Guantánamo en la entrevistea de Jordi Évole para Salvados que grabó en esta semana. El bolivariano dirigente, que hizo esperar durante 30 horas al programa, asegura haber sido por Évole una víctima del odio que le llega de España y que de cien preguntas todas fueron en su contra, "con mucho veneno", "menos una o dos para disimular".

"No creo que fuese para tanto. Tuvimos una conversación muy amplia, donde le pudimos preguntar todo lo que queríamos y donde él pudo contestar. Lo que pasa es que igual según qué preguntas no está acostumbrado", analiza el periodista catalán que ha preparado el programa para el domingo 12. Antes, mañana, la nueva temporada, tras el especial con Puigdemont, se abre con un reportaje sobre la guerra de Siria, conociendo la situación de la antigua capital del llamado Estado Islámico, Raqqa, donde hallará un soldado español, y de la localidad iraquí de Mosul. Es la primera vez que acuden a una guerra, con todo el horror de lo absurda y miserable que es.

Sobre la entrevista a Maduro el de Salvados cree que pese a la espera tuvo un trato cordial del presidente de quien quiso mostrar "sus contradicciones" y de ahí el cuestionario que tenían preparado. Jordi Évole resalta que no hubo ningún condicionamiento de temas y por esa situación actuó con toda libertad en la confección de sus preguntas.

Maduro querrá explicar en ese programa qué entiende por dictadura y dará su opinión de por qué se habla tanto en España de su labor. Évole justifica que "cuando haces una entrevista la otra persona tiene que tener el derecho a explicarse" aunque entiende que Maduro ha querido buscar en Salvados "el mejor lugar para colocar su mensaje".