verónica zumalacárregui. 'me voy a comer el mundo'

"En Moscú a la ensaladilla rusa le añaden mortadela"

  • La joven periodista y gastrónoma inicia una serie documental en Canal Cocina para descubrir las neveras y fogones familiares de 22 países

Canal Cocina estrena cada jueves ga (a las 12.00, 20.00 y 22.00) un episodio de Me voy a comer el mundo, un recorrido gastronómico a cargo de Verónica Zumlacárregui.

-Se ha comido el mundo ¿qué es lo mejor que ha probado de él?

-He probado cosas muy ricas. Por ahí se come muy bien. He comido el que está considerado el plato más rico del mundo: el ceviche del chef Wong, en Lima. Lo hace con lenguado y pulpo, limón, cebolla morada, ají rojo. Por supuesto, es una maravilla. Todo Perú es una maravilla en la cocina, el estilo nikkei, el chifa. Unen la costa y la selva, de donde se aprovecha todo.

-¿Y de lo más raro que se ha echado a la boca?

-Pues el cerebro de cordero en Jordania, el semen de pescado de Japón, los grillos salteados en Vietnam o los grillos marinados en soja de Japón. He comido todo eso. Y sin ningún protector de estómago.

-'Me voy a comer el mundo' no es sólo comida. Ni cocina.

-Es un programa completo. Va más allá, en el sentido sociológico. Además de probar lo más raro de cada país es interesante ver qué tiene un joven japonés de 25 años en su nevera. Qué come una familia vietnamita o los indígena samis, en Laponia, la única tribu europea con sus modos de vida de siglos atrás. Los samis van al hielo, pescan y comen crudo el pescado. Es ceviche a la lapona, añaden limón, cebolla...

-Usted no es la típica reportera-chef de otros programas.

-Aquí los que cocinan son los locales. Yo como mucho hago de pinche. Eso sí, hice una tortilla de patatas en Japón. En Dubai ofrecimos a un grupo que comieran los percebes, que son muy españoles, y no sabían cómo 'atacarlos'.

-¿Qué descubrimiento se traería a España para que se hiciera popular?

-El café con huevo de Vietnam. Puede sonar raro, pero es una crema de huevo y mantequilla que crea una espuma deliciosa. Sería un capuccino a la vietnamita.

-¿Y qué cosas diría que habría que conocer?

-Hemos descubierto en Moscú la auténtica ensaladilla rusa, a la que añaden mortadela. Pues sí. Y en Nápoles, donde se trata la pasta de verdad, es un pecado echar queso a la pasta con marisco. Allí los macarrones saben muy diferentes.

-¿Cómo está considerada a nivel popular la gastronomía española?

-Nuestra cultura es un éxito. España es muy querida y conocida, aunque algunos no hayan probado más allá de la paella. Nos sorprendió que en Nueva Orleans está muy presente el pasado español, allí hacen una paella de carne que se llama jambalaya. En cada programa los protagonistas son gente autóctona que habla español. Es una labor de preproducción difícil.

-Reconozca que en algún momento le repugnó algo para comer en esos mundos...

-En Jordania fuimos a probar la casquería y mi amigo escupió el páncreas de cordero, así que no iba a ser yo quien lo intentara. Tampoco me gustó la cucaracha gigante en Tailandia, tenía una textura complicada. Pero los insectos fritos me gustan, son crujientitos, como las patatas fritas; y la carne de caimán, me encantó en Nueva Orleans la salchicha de caimán.

-¿La serie está terminada?

-Nos quedan algunos de los 22 países. Pasamos por Corea del Sur, India, Brasil, Perú, Rusia, Italia...

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