RTVE podrá pujar por derechos deportivos costosos, "mientras no sean incompatbiles con la misión de servicio público", han venido a razonar los tribunales. Aunque la corporación pública lleva entre los dos últimos ejercicio 226 millones de euros de déficti, podrá aspirar a quedarse de nuevo con los partidos de clasificación de la selección de fútbol por valor de unos 50 millones de euros y podrá seguir disfrutando hasta la temporada próxima de los derechos de la Champions, por los que se comprometió pagar 35 millones en 2011, más otros 5 millones que abona la autonómica catalana TV3. La Audiencia Nacional publicaba ayer que RTVE podrá estar en las subastas de los contenidos de "alto valor comercial" mientras no sean incompatibles con la actividad de la cadena. Esta resolución afecta a los derechos deportivos y también a los cinematográficos. Las cadenas privadas llevan temporadas criticando el precio de los títulos de Hollywood que suele lucir La 1 en prime time.

Con esta sentencia el tribunal ha desestimado una demanda presentada el 21 de marzo por Mediaset. La cadena privada habían acudido a la Audiencia por estar en desacuerdo con una resolución de la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones, que archivaba su petición de que RTVE retirase la oferta presentada en su momento por la Champions, al entender que es competencia desleal.

"La Corporación RTVE tiene permitido el acceso a contenidos de alto valor comercial", por lo que la cadena pública puede mantener su actual programación deportiva. Desde RTVE se añadía ayer que con esta resolución no se le impide presentarse a los concursos por los derechos, aunque no podría 'sobrecotizar' las cuantías, inflando así los precios.

La Audiencia Nacional entiende que los partidos de primer nivel ofrecidos por la cadena pública tien "alto interés deportivo y un evidente interés para la sociedad", de ahí que sean compatibles con la parrilla de La 1, cadena de TVE encargada de ofrecer en directo uno de los encuentros de cada jornada. Cada partido supone el coste de más de un millón de euros por emisión, una cifra que en términos comerciales sólo se podría rentabilizar publicitariamente en determinados encuentros, en caso de que la competición fuera explotada por una cadena privada.