Toros

El sevillano Daniel Luque gana el 'Escapulario de oro' de la Feria de Lima

  • El torero de Gerena se alza como triunfador del ciclo del Señor los Milagros, tras cortar dos orejas en la última corrida

GANADERÍA: Toros de San Esteban de las Ovejas, bien presentados, con cuajo y desiguales de comportamiento. TOREROS: Juan José Padilla, oreja y silencio. Iván Fandiño, silencio tras aviso y silencio. Daniel Luque, dos orejas y silencio. Incidencias: Plaza de toros de Acho de Lima. Media entrada.

Daniel Luque fue premiado con el Escapulario de Oro de la feria del Señor de los Milagros 2012, al haber cortado dos orejas y abrir la puerta grande de Acho, en la quinta y última corrida del ciclo limeño.

La faena de Daniel Luque al tercero del domingo fue memorable, por la clase y la categoría con las que lidió a su adversario. Este toro tenía la virtud de repetir con nobleza y codicia a las telas, pero en la corta distancia. El sevillano midió los espacios y encontró en las cercanías las condiciones necesarias para que su fino arte salga a relucir. El inicio de faena fue colosal con pases llenos de arte y cadencia que fueron bien rematados. El tiempo y el espacio fueron decisivos para mantener el pendón de la faena que remató con una estocada caída pero fulminante. Obtuvo las orejas a ley.

Con el segundo de su lote, corrido en sexto lugar, también brilló toreando de capa pero el burel fue perdiendo gas tras la brega. El toro llegó aplomado al tercio final, con media embestida que si bien entrañaba peligro, no impidió que pudiera aprovecharla.

Hubo mucha emoción para ver a Juan José Padilla, un auténtico gladiador de la Fiesta que la revive y realza con su imponente presencia. Cortó una oreja al que abrió plaza y que reemplazó a uno inutilizado durante la lidia. El toro llegó pronto y repetidor a la muleta de Padilla, que lo lidió a media altura, sin someterlo como se requería pero obteniendo buenos muletazos.

El corrido en cuarto lugar, tenía marcada querencia al tercio. En la muleta se quedó corto. Lo lidió con el pico y con toques para sacárselo de encima y embistiendo dando oleadas, aunque sin desarrollar genio.

Iván Fandiño cumplió ante el complicado segundo, que se quedaba corto. Con el quinto, con peligro por ambos pitones, estuvo muy valiente y entregado.

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