Toros

Fandiño corta una oreja de ley en Las Ventas

  • El vizcaino cuaja una faena con gusto. Gallo y Mora, silenciados ante Guardiolas descatados

Iván Fandiño se tiró a matar de verdad al quinto, un toro que tuvo movilidad y más raza que toda la corrida de Guardiola junta. Como se tiró de verdad, el vasco cobró una voltereta seca, fea, que pudo hacerle mucho daño. Sobrepuesto, Fandiño vio como el de Fantoni caía patas arriba, sin puntilla, porque el espadazo fue letal.

Sólo ese gesto, bien valió la oreja que paseó el de Orduña. Pero es que en esa faena hubo mucho más. Un saludo de capa muy templado, muy despacioso y con gusto a la verónica, y un quinto francamente bueno. Dicen que no hay quinto malo y, aunque el de Guardiola sólo tuvo un pitón, tuvo más que sus cinco hermanos.

No lo desaprovechó el vizcaino, que dio la cara en la faena, se la echó y consiguió momentos buenos sobre la diestra, con cierto gusto, pero sobre todo llevándolo muy tapado pero dejándolo respirar. Bien colocado y puesto, in rectificar, Fandiño consiguió revalidar su crédito en Madrid en una tarde en la que el viento, el encierro y todo estaba a la contra.

La corrida comenzó torcida. El tocomocho hizo que los de Adelaida, ganadería que puntuó el pasado año, volviesen al campo. Y en su lugar, los de Guardiola Fantoni, tan desiguales como feos en algunos casos.

Eduardo Gallo estuvo demasiado frío y un punto mecánico con el que abrió plaza, al que siempre sacó la tela por arriba y en muchas ocasiones le punteó. El cuarto desarrolló genio y el torero, que quiso tomarlo en corto, tampoco llegó arriba en una faena sin excesiva limpieza pero de largo metraje.

David Mora cuidó a un precioso salpicado que duró un suspiro. Con querencia a tablas, trató de aguantarlo en los medios y el toro tomó un par de muletazos por serie, pero el viento condicionó mucho una labor larga.El sexto, al que protestaron mucho, no fue dechado de nada, pero tuvo sus quince arrancadas. Mora lo intentó de nuevo en los medios, pero el animal quería las tablas.

El primero de Fandiño no tuvo nada. Un borrico que se quedó parado a la salida del caballo.

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