Toros

Manzanares sale a hombros y Enrique Ponce consigue un trofeo

El diestro José María Manzanares abrió ayer la Puerta Grande del coso de La Merced de Huelva tras cosechar un triunfo de tres orejas, en una tarde, segunda de la Feria de Colombinas, en la que Enrique Ponce logró también un trofeo. Se lidiaron toros de Juan Pedro Domecq, el quinto como sobrero, desiguales de presentación, algunos excesivamente cargados de kilos, y de juego también variado. El mejor, el tercero. Enrique Ponce, ovación y oreja. José Antonio Morante de la Puebla, ovación tras aviso y ovación. José María Manzanares, dos orejas y oreja. Al romper el paseíllo, el alcalde de Huelva, Gabriel Cruz, hizo entrega de una carabela de plata a Enrique Ponce como homenaje a sus 25 años como matador de toros. La plaza registró más de tres cuartos de entrada en tarde calurosa.

Enrique Ponce lanceó con gusto a la verónica a su primero, un toro con mucho peso y que se acabaría agotando pronto, al que recetó dos primeras series en redondo con la muleta y una más al natural. Con el toro ya venido a menos, Ponce se lució con adornos y otros detalles para acabar enterrando la espada de aquella manera.

El cuarto fue un animal muy parado por su excesivo peso y sus pocas fuerzas, con el que Ponce anduvo muy tesonero, probando terrenos e intentándolo por uno y otro lado, aunque sin lograr a compactar algo concreto. La gran estocada que agarró le sirvió para cortar una oreja.

Morante conectó mucho con los tendidos en la apertura de capote al segundo de corrida. También tuvieron su enjundia los ayudados por alto con los que inició una faena salpicada de bellos momentos sobre ambas manos ante un toro totalmente asfixiado.

El quinto fue devuelto a los corrales al descoordinarse tras golpearse con un burladero. En su lugar salió un sobrero de la misma ganadería al que Morante de la Puebla instrumentó un largo e insulso trasteo, con algún que otro chispazo, pero sin llegar a estructurar nada del otro mundo.

Manzanares, que pasó inadvertido con el percal, cuajó extraordinariamente bien al buen tercero, con el que comenzó faena a media altura por el derecho. De repente una voz se arrancó por un fandango desde el tendido, y el alicantino se rompió a torear tanto por redondos como por naturales en una labor excelsa, epilogada con circulares y rubricada a la perfección con la espada. Dos orejas.

En el sexto cortó otra oreja Manzanares gracias a una actuación de muy buena factura a base de medios pases ante un toro manso que no dio facilidades.

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