Feria de nuestra señora de la salud

Novilleros con poca personalidad

  • Los toreros del festejo de promoción de la Feria no aciertan con la novillada de Madroñiz, que fue encastada y que merecía una mejor labor de los que deberían ser promesas de la Fiesta

Siempre que se presencia un festejo menor es difícil baremar a los actuantes. Es obvio que quienes empiezan, están faltos de recursos para solucionar los problemas que presentan sus oponentes. Siempre ha sido así. Antaño las capeas y las plazas de talanqueras servian de iniciación.

Hoy por suerte los noveles cuentan con las escuelas taurinas, que sirven para que conozcan las cuatro reglas básicas para estar en la cara de las reses. Eso en lo positivo. En lo negativo hacer constar que los principiantes de hoy son practicamente todos iguales. Por eso viendo a uno, están practicamente todos vistos. Se colocan igual, usan los mismos argumentos y poco más. Está claro que si de algo están faltos los nuevos, practicamente, es de personalidad. Claro está, ser figura del toreo es una empresa milagrosa, pero al menos se debe de pedir a los que quieren serlo que intenten ser distintos entre sí. Rompió plaza Gonzalo Montoya, que evidenció soltura en el manejo de las telas, aunque en su labor predominará la cantidad sobre la cantidad. Iván de Aguilar cortó una oreja por una labor correcta en la que destacó en el toreo al natural. Manuel Rodríguez se encontró con el peor novillo del encierro. Estuvo queriendo, pero en estos casos además hay que ser breve. El mexicano Garza Gaona, no hizo honor a sus ilustres apellidos. Demasiado electrico y embarullado no acabo de remontar el vuelo. Manuel Sarrión está más placeado, se mostró voluntarioso y toreó siempre con sentido del temple aunque no siempre tuviera rotundidad. Daniel Muñoz también tiene oficio. Se hizo aplaudir con capote y muleta, aunque como sus compañeros falló con la espada.

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