Toros

"Sentí el estallido de la vértebra y ya no he podido moverme más"

  • El banderillero madrileño, sin movilidad en los miembros inferiores tras una cogida, será operado de una fractura vertebral e ingresará en el Hospital de Parapléjicos de Toledo

Vicente Yangüez El Chano ha sufrido el percance más dramático de la temporada 2012. El Chano, uno de los banderilleros actuales más prestigiosos y que ha cuajado muchas actuaciones en la Real Maestranza de Sevilla, fue cogido el pasado viernes en una novillada nocturna, cuando toreaba a las órdenes de la novillera Milagros de Perú. El torero prendió un par de dentro afuera para evitar capotazos a la res. En el embroque, el animal le cortó, arrolló y propinó una voltereta espeluznante. En la caída: fractura de la L1. Se encuentra internado en el Hospital Clínico de Salamanca, a la espera de ser trasladado a Madrid para una intervención quirúrgica, que será decisiva. Rodeado de su esposa, Cristina, y sus hijas, Ainoha, de 14 años, y Marta, de 11, afirma que tiene "la moral alta. Ahora no puedo venirme abajo. Acabo de contar a mis hijas, en persona, todas las consecuencias y lo han encajado. Son dos niñas muy maduras".

El Chano -apodo de su abuelo, que Vicente ha paseado por los ruedos en homenaje suyo- cumplirá en octubre 40 años. De 1985 a 1990 toreó como novillero. Desde el 90 emprendió su carrera como banderillero. Actualmente, su jefe de filas es Miguel Abellán. Pero, ¿quién no recuerda que este año, en la plaza de Sevilla, a las órdenes de David Mora, prendió uno de los mejores pares de la Feria de Abril, a un toro de Victorino Martín, en el que expuso una barbaridad y por el que recibió una gran ovación y saludó montera en mano?

-Vicente, ¿cuál es su estado?

-Me encuentro cansado, pero animado. Desde mitad de los muslos hacia abajo no tengo movilidad. Me trasladarán a un hospital de Madrid. Probablemente, me operen en La Paz. Me han comentado que la intervención puede durar entre ocho y diez horas. Después, me enviarán al Hospital de Parapléjicos de Toledo, donde no se sabe cuánto tiempo estaré. Ahí comenzará una batalla. Pero no me voy a venir abajo. La rehabilitación no creo que sea más dura que la disciplina que he llevado para ser torero.

-Desde el percance, ¿cuál ha sido el peor momento?

-Todos. Cuando caí a la arena sentí el estallido de la vértebra y ya no he podido moverme. Cuando me recogían les dije a mis compañeros que me levantaran despacito. En la enfermería había cierto barullo y conseguí imponer la calma. Se portaron todos muy bien conmigo. Como estuve consciente en todo momento, dije que no me quitaran la chaquetilla porque me partirían. La cortaron para poder sacarme los brazos. En ese momento, tampoco tenía movilidad en los brazos. En su tiempo hice cursillos de primeros auxilios. Y en todo momento quise conservar la cabeza fría y estar concentrado para controlar la situación. Aunque verte así, en la mesa camilla, es angustioso.

-El sentido de su vida, el toreo, ¿se ha roto definitivamente?

-Mi profesión se ha acabado. Por muy bien que se diera la rehabilitación, ya nada será igual. Lo tengo asumido. Aunque pudiera volver, ya no estaría al cien por ciento para una profesión tan dura como ésta. Hay que ser responsable. Ya estoy pensando en que la vida me cambiará.

-En concreto, ¿por dónde caminan esos pensamientos?

-Me gustaría seguir ligado al mundo del toro. Es mi vida. Ha sido mi vida. Creo que todo el mundo confía en mí.

-¿Siente algún tipo de resentimiento ante este desenlace del destino?

-No. He disfrutado mucho de mi profesión, a la que me he entregado con honradez y profesionalidad. Y desde luego, no guardo rencor alguno al toro. Al revés. Todo lo que tengo, me lo ha dado el toro.

-La última vez que se desmonteró en Sevilla fue en la pasada Feria de Abril, tras banderillear a un 'victorino'...

-De Sevilla tengo muchos recuerdos buenos. Es una afición y una plaza que hacen que te sientas muy a gusto. Sí, es verdad, en muchas ocasiones he cuajado buenos pares de banderillas en la Maestranza. Eso es algo que siempre llevaré con orgullo.

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