Toros

No hay crisis para sacar el pañuelo

  • Bohórquez, Hermoso y Diego, salen a hombros junto al ganadero Fermín Bohórquez, tras cortar nueve orejas a un manejable encierro de Fuenterrey

Toros. Seis de Fermín Bohórquez, arreglados para rejones, nobles en general y manejables. Varios aplaudidos en los arrastres. Jinetes: Fermín Bohórquez Domecq, tres pinchazos (OVACIÓN) y metisaca (DOS OREJAS). Hermoso de Mendoza, rejón bajo empujando (DOS OREJAS) y rejón sin quebrar (DOS OREJAS). DIEGO VENTURA, DOS). Diego Ventura, pinchazo y rejón (OREJA) y rejón (DOS OREJAS). Incidencias. Casi media entrada con poniente.

La terna salió a hombros de la recién pintada plaza de Jerez en compañía del ganadero, Fermín Bohórquez Escribano, en el festejo de Arte Ecuestre de menor entrada que se recuerda: apenas se llegó a la media plaza.

Triunfo en el ruedo pero no en la taquilla, y el diagnóstico es claro: la crisis, porque las entradas baratas -es un decir- las de Grada de Sol, estaban repletas. Donde no hubo crisis fue a la hora de sacar los pañuelos para premiar lo que se hacía en la cara del toro, y todo ese componente del guiso del rejoneo actual que se hace en la periferia de la encornadura. Tanto es así que la plaza no rompió por bulerías, pese a la lluvia de orejas, hasta que Ventura hizo un espectacular desplante final del teléfono con Pirata.

La corrida fue propicia para que la terna luciera sus maneras a gusto. Un encierro de murubes blando, manejable, aunque con poco gas y mostrando falta de fijeza inicial al salir de chiqueros. Luego embestían con suavidad y nobleza, sin vigor ni raza, pero cumpliendo con el objetivo del espectáculo moderno en que se ha convertido hoy el rejoneo. Buena prueba de la blandura del encierro fue que no hubo más que un rejón de castigo por toro en el primer tercio: no necesitaron más. Eso sí, llegaron hasta el final de la lidia sin pararse y tampoco se entableraron, por lo que la corrida, salvo atisbos de manseo, sirvió.

Fermín fue fiel a su línea en los dos toros de su lote. En su primero se fue de vacío por fallar con el rejón de muerte. Fue una tarde en la que la terna resolvió bien en ese aspecto y solamente en este toro hubo tres entradas. De hecho el tercer pinchazo dio la impresión al tendido de que quedó descordado el toro. Tal vez por ello no hubo pañuelos en este primero, pese a que Bohórquez lo hizo muy bien lidiando a la cola con Sorpresa, caracoleando en banderillas con Brasil en sintonía con el templado y suave toro, y cerrando la lidia con Velero, a dos manos y con las cortas.

Se pudo desquitar el jerezano con el cuarto, toro al que desorejó. Esperó a porta gayola con Rubia al cuarto murube. Toreó muy despacio Bohórquez con Huapango, con sobriedad y gusto en los cites. Toda la lidia en las afueras, con Bohemio, un caballo con mucha plaza, terminó de redondear su pulcra labor.

Lo demás fue un episodio más de la pugna de Ventura con Hermoso. Tal vez la cima corrió a cargo del navarro con el segundo, toro al que cuajó. Pero la traca la puso en el que cerró plaza Ventura, buscando la complicidad del público y vendiendo bien su labor.

Lo de Hermoso con su primero fue espectacular: esa manera de encelar al toro con Chenel; el descaro de Ícaro metiendo la cara entre los pitones del murube hasta el punto de morder al toro por arriba, y el cierre de Pirata con las cortas y los eternos desplantes al violín. Ante su segundo Hermoso también cortó dos orejas en una faena más tibia aunque creciente en la que reapareció el caballo Pata Negra, herido en Madrid el año pasado.

Diego Ventura salió a arrollar animando al público con su lidia de costadillo, toreando con la cola con Revuelo y calentando con Distinto en los quiebros en corto. Con Califa, además de los desplantes y banderillas cortas, puso las rosas cortando la oreja.

En el sexto llegó el venturazo. La lidia con los dos primeros caballos, Girasol y Orobroy, no encontró más eco en el tendido que cuando uno de sol se arrancó por soleá. El entusiasmo llegó tras el último palo con Orobroy y los quiebros con Wellington, uno de ellos sorprendiendo a todos, que fue el que le dio el triunfo. De nuevo Califa remató al alza con el espectacular cierre de la suerte del teléfono.

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