Lopez Simón suena a torero muy asentado cuando habla. Su mirada es penetrante porque mantiene la sana costumbre de fijar la vista en los ojos de quien le pregunta. Ha abierto la puerta grande de Madrid y de Pamplona y viene a Málaga con el objetivo de volver a sentir lo que sintió un 12 de agosto. Debutó en Málaga como novillero sin caballos y ganó el Certamen de Escuelas Taurinas. Corría el año 2009.

-¿Qué recuerdos tiene de Málaga?

-Tengo recuerdos muy bonitos de mi etapa de más inocencia, que es mi etapa en la escuela, y lo recuerdo con mucho cariño porque han pasado años y he toreado como novillero, sin picadores y con picadores, de matador de toros... y la tarde que recuerdo más bonita fue en Málaga de novillero sin picadores, aquel 12 de agosto. Incluso más que mi alternativa o mi confirmación en Madrid, la tarde que guardo con más cariño es aquella de Málaga. Parecía que me salía todo, lo que quería hacer me salía. No fue la del 13, la tarde de la final que gané, sino la del 12. Ésa fue la tarde más bonita para mí de verdad.

-Entonces, tendrá muchas ganas de volver.

-Sí, porque además tengo una espinita clavada de mi tarde como novillero con picadores. La novillada picada no fue una tarde buena mía y tengo ganas de que Málaga me pueda ver en mi mayor expresión.

-¿Qué queda de esa etapa suya más inocente?

-Queda, queda mucho. Tengo 23 años y cuando voy por casa mi madre me dice "a ver cuándo vas a madurar. Parece mentira que pasen los años y no madures". Mi entorno y mis amigos suelen decir eso, que no maduro o que tengo la mentalidad de un niño.

-Pero hablando no se le nota eso... Se le ve como una persona muy serena.

-Intento eso, pero cuando estoy en mi entorno intento dar rienda suelta a mis sentimientos y hacer cosas que a lo mejor no van muy de acorde con mi edad, pero me gusta divertirme. Creo que queda la pasión y quizás, pues, mucha de esa inocencia. Eso intento guardarlo mucho. Conservar la ilusión que al fin y al cabo es lo más puro de ti. Quizás haya aumentado la presión, pero sigo viéndolo como un método mío de diversión. Quizás sea un poco egoísta porque toreo porque de verdad me apasiona.

-En su caso no podrá decir que las figuras no le han abierto los carteles, ¿o sí?

-No, no, ni mucho menos. El caso del cartel de aquí de Málaga: el máximo triunfador de Madrid, Castella, y El Fandi que lleva muchos años ahí arriba y todos lo conocemos; la verdad es que no me puedo quejar. Igual que he entrado en Albacete, mi confirmación en Nimes con Manzanares y con Castella, otro cartel con Manzanares y Morante en San Sebastián de los Reyes... No me puedo quejar, pero también he tenido mucha paciencia porque he esperado a que llegaran esos carteles y me he guardado y me he reprimido esas ganas de torear para realmente esperar a los carteles que a mí más me motivaban. Lo que me motiva es torear con los mejores y en los mejores escenarios, como Málaga.

-¿Cree que es el boom de este año o va a lograr mantenerse acartelado con las figuras las próximas temporadas?

-No, no lo sé. Ojalá que no sea un boom, pero bueno, esto tengo yo que refrendarlo y tarde a tarde ganarme ese hueco y poder entrar ahí. A las figuras que están en ese lugar privilegiado no les ha regalado nada nadie. El lugar que ocupan no lo ocupan por casualidad, lo ocupan porque se lo ganan tarde a tarde. Para entrar ahí hay que tener mucha constancia y perseverar mucho en ello. No lo sé, pero ojalá.

-¿Con qué tarde de esta temporada se queda?

-Pues me quedo... No ha habido ninguna faena que a mí me haya dejado satisfecho al 100%. Pero bueno... Mi faena al segundo en Azpeitia. Estuve muy a gusto. La pena fue el petardo estrepitoso que pegué con la espada, pero ahí pude sentirme de verdad. Luego el indulto a Zarando, el toro de Zalduendo, en Istres. Por ejemplo, de las faenas de Madrid no ha habido ninguna faena...

-¿Ni abriendo la Puerta Grande?

-En el sentido artístico no me siento satisfecho. Sí me siento satisfecho y contento por la entrega.