Eduardo Dávila Miura. Matador de toros.

"Es un reto importante y siempre se tiene miedo y respeto"

  • Reaparecerá de manera extraordinaria en Pamplona el próximo 14 de julio para lidiar en los Sanfermines toros de la ganadería de Miura.

-Eduardo, ¿por qué este retorno extraordinario en Pamplona?

-Lo tenía pensado desde hace tiempo; incluso antes que lo de Sevilla. En 2008, cuando apoderaba a Rafaelillo, me regalaron en Pamplona un libro y vi que Miura llevaba lidiando durante 42 ediciones en la Feria del Toro y que en 2016 cumple los 50 años. Entonces lo pensé: "A ver si puedo conmemorar ese medio siglo de la ganadería familiar en Pamplona...". Y ya estamos en capilla.

-En capilla y con toros de Miura en Pamplona. ¿Nervios especiales?

-Sí. Es un reto importante y siempre se tiene miedo y respeto por la incertidumbre. Pero estoy más tranquilo que el año pasado cuando volví en La Máestranza. Ahora me siento más capaz de hacerlo y hasta de disfrutar más.

-¿No tiene más miedo que en su retorno en Sevilla?

-Entrenando en el campo, se me olvida. Pero en los tiempos muertos llega la incertidumbre, la misma que vivía cuando estaba en activo. Esa duda de si seré capaz de superar la situación la tenemos siempre los toreros.

-Eduardo, ¿no es jugar con fuego?

-Estoy preparado. Cuando reaparecí en la Feria de Abril del año pasado llevaba ocho años sin torear. Después de aquella preparación intensa me he mantenido y, además, tengo la necesidad de cuajar un toro de Miura y ojalá sea en Pamplona. Pamplona siempre se me ha dado bien y tengo la confianza y el cariño de la Casa de la Misericordia, y eso me llena de responsabilidad.

-¿Está mejor preparado que hace un año?

-Lo del año pasado lo tengo ahí. Mi compromiso con Pamplona comenzó hablando con la Casa de la Misericordia en julio del año pasado. Lo cerré en enero y decidimos mantenerlo en secreto. Por esas fechas comencé a apoderar a Pepe Moral, que torea el día 8 en Pamplona, y se lo dije y no le importó. Desde entonces, he aprovechado para prepararme junto a él en el campo. He toreado de 25 a 30 tentaderos y he matado cuatro o cinco toros. Ayer estuve en Cuadri y Miura.

-¿Y en concreto en Miura?

-Desde enero he toreado también una docena de vacas y tres o cuatro novillos. Tienen una embestida especial y por eso siempre es bueno lidiar reses de la familia en el campo antes de hacerlo en la plaza.

-¿Cómo lo está afrontando su familia?

-A mis tíos -los ganaderos Eduardo y Antonio Miura- no les hace gracia. Carmen, mi mujer, me dijo que me apoyará siempre. Pero el que tiene que estar convencido soy yo. Lo asumo como que no es una reaparición y sí el volver en casos puntuales.

-El cartel es fuerte ¿Qué opina de sus compañeros, Rafaelillo y Manuel Escribano?

-Son dos toreros que están en todas las ferias a un nivel altísimo y eso me motiva.

-¿Y la corrida cómo es?

-Es un corridón de Pamplona. La he visto por encima, sin detenerme en cada toro.

-¿Qué se juega en esta ocasión?

-Revalidar el triunfo con miuras.

-¿Cuándo fue la última vez que toreó en Pamplona y cómo lo vivió?

-Fue en 2006 en una tarde normal, en la que no hubo suerte. Toda la ilusión que me faltaba aquella tarde, en la que tenía 32 años, la tengo ahora con creces. Entonces estaba a punto de retirarme porque me encontraba muy conservador y ahora estoy muy motivado.

-El público que se encontrará en Pamplona es totalmente distinto al de Sevilla...

-Lo sé. He reflexionado sobre ello. El cariño con el que me trataron en Sevilla fue algo maravilloso. A Pamplona viajarán muchos partidarios y amigos.

-Si todo sale bien, ¿continuará toreando de luces?

-No, salvo casos puntuales.

-¿Cómo cuales?

-Me gustaría confirmar en La México. El año que viene Miura cumple 175 años y sería bonito celebrarlo de manera especial.

-Pues tras Sevilla y Pamplona le queda Madrid, ¿qué le parece?

-No está mal: celebrar los 175 años de Miura toreando toros del hierro familiar en Las Ventas. A ver si me queda gasolina para entonces y -sonríe- el corazón me llega.

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