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Análisis 'Car Mechanic Simulator'

  • El simulador de gestión mecánica aterriza en consolas

Hace algún tiempo que los videojuegos con la etiqueta simulator dejaron de ser convencionales. Los simuladores, en principio basados en el deporte o las carreras de coches, dieron un salto cualitativo -y cuantitativo- estrenando conceptos y ensayos que se alejan rápidamente de la norma general. ¿Alguna vez has querido saber qué se siente siendo una rebanada de pan? Tienes un videojuego dedicado a ello. ¿Que prefieres convertirte en una cabra? Pues también. La extraña y arriesgada mezcla entre humor y extravagancia ha supuesto, a la postre, que gran parte de la comunidad de jugadores -sobre todo en ordenador- le haya dedicado centenares de horas a este tipo de producciones, que hoy gozan de una salud desmesurada.

En este punto, hoy nos proponen una nueva recreación relacionada con los vehículos de conducción. Pero no en el sentido clásico, sino en la vertiente más sucia y compleja que podamos imaginar vinculada con la automoción: la mecánica. A Car Mechanic Simulator no le gusta eso de pisar el acelerador para lograr la pole y nos acerca al grasiento mundo de las tuercas, las piezas y las reparaciones. ¿Te aterroriza pensar en la factura del mecánico después de llevarle el coche? Ahora comprenderás el porqué.

Taller, eje neurológico de nuestro oficio

Lo primero que debemos advertir sobre esta obra es que se trata de un videojuego destinado a un público muy concreto. Sí, en algunos títulos se nos da la opción de tunear nuestro coche, pero este simulador va muchísimo más allá, tanto que incluso podría abrumar a los que tienen conocimientos básicos de mecánica. De hecho, el tutorial inspirado para aprender las nociones básicas no es tan amigable como parece, y si nos gusta explorar pronto nos veremos superados por la cantidad de opciones disponibles.

En cualquier caso, comenzaremos nuestra andadura grasienta en nuestro taller con algunos coches con los que trastear, pero pronto sonará el teléfono del taller para proponernos nuestra primera reparación. La obra va abriendo las posibilidades de juego a medida que vamos superando encargos, con un sistema de niveles y mejoras que van ampliando el taller y mejorando nuestra eficacia en las tuercas. Por ejemplo, los primeros encargos son bastante sencillitos, tales como cambiar unas ruedas desgastadas o comprobar la suspensión de un vehículo. Todos, absolutamente todos los parámetros del coche y cada pieza concreta tienen un nivel de desgaste, y mientras que algunas sólo requieren un poco de dedicación para aumentar su rendimiento, otras irán directamente a la basura y tendremos que pedir el recambio pertinente.

Las primeras reparaciones nos servirán para engrosar nuestro capital, lo que nos dará acceso a materiales más resistentes que podremos incluir en la factura del cliente. No obstante, Car Mechanic Simulator exige dedicación y paciencia, ya que identificar un problema del motor requiere desmontar algunas piezas previas y rebanarse los sesos para descubrir qué hace qué dentro del capó. En este sentido, la obra nos ha enseñado multitud de piezas desconocidas para nosotros, haciéndonos entender un poco mejor cómo funciona un vehículo de combustión.

De hecho, el juego va aumentando su dificultad y es sumamente gratificante, una vez pillado el rodaje, ver cómo nos llega al taller un coche en pésimas condiciones y lo devolvemos brillante y listo para la acción. Los encargos más complejos requerirán que hagamos los test de conducción pertinentes para conocer el estado de las entrañas mecánicas, identificando así posibles problemas y comenzando las reparaciones o recambios necesarios.

Tráiler 'Car Mechanic Simulator'

Fuera del taller contamos con varias localizaciones que enriquecen el juego y permiten darnos un respiro entre tanta tuerca suelta. Existen diferentes pistas de conducción para probar los vehículos, un salón de automóviles donde comprar coches a kilómetro cero, un desguace en el que poner a prueba nuestras habilidades para convertir chatarra metálica en algo maravilloso y, por último, una sala de subastas en la que podremos comprar o vender nuestras creaciones. Hay que destacar que la conducción en las pistas es completamente rudimentaria, y el apartado técnico de las localizaciones está a años luz del sobresaliente modelado de las piezas internas del vehículo.

Un apasionante mundo de posibilidades

Car Mechanic Simulator ofrece varios modos de juego que, al final, son capaces de aportar infinidad de horas de diversión y gestión. Incluso contamos con un modo sandbox que da acceso a todos los lugares del mapa disponibles desde el inicio; sin olvidar un modo difícil, donde las ayudas y los indicadores desaparecen y comienza así una auténtica prueba por saber qué le pasa a un vehículo determinado. Este último modo es extremadamente complicado si no le hemos echado decenas de horas al título y conocemos cada motor y pieza correspondiente, aunque lo tendremos bastante más fácil si somos mecánicos de oficio.

Hablando de tipos de coches, la obra incluye algunos modelos licenciados con marcas como Mazda y Jeep, pero la gran mayoría son réplicas de los más conocidos. En total el título cuenta con cerca de 50 vehículos diferentes, aunque el grueso de los números reside en los componentes, con cientos de piezas diferentes para el motor, el sistema de frenos y la suspensión. A nivel estético también tenemos muchísimas posibilidades, pudiendo modelar el interior del vehículo a nuestro gusto, los tipos de neumáticos, llantas, la pintura e incluso las matrículas. Todo para poder construir desde cero nuestro vehículo ideal y después venderlo al mejor postor.

Lo mejor de todo es que Car Mechanic Simulator nos permite ir haciendo de nuestro oficio un arte, y si bien durante las primeras horas iremos haciendo pequeñas reparaciones, con el paso del tiempo podremos ir creando auténticas maravillas sobre ruedas, aumentando las posibilidades a medida que vayamos subiendo de nivel.

Tecnología cubierta de grasa

Entrando ya en el plano audiovisual, debemos decir que la obra es increíblemente realista cuando estamos enredados en el taller. Cada pieza concreta o parte del vehículo cuenta con un nivel de detalle excelente, como si estuviéramos viéndolas en un programa de diseño industrial. De esta manera, tenemos un videojuego que rinde a gran nivel. La música, por su parte, combina algunas piezas con guitarras y electrónica, que acompañan perfectamente nuestros pasos por el taller. Por ponerle alguna pega. habría estado bien incluir en la versión de videoconsolas la posibilidad de escuchar nuestra propia música, simulando, por ejemplo, el funcionamiento de los radiocasetes que se veían en los talleres del barrio hace algunas décadas.

Conclusiones

Car Mechanic Simulator entra en videoconsolas con la sana intención de llenarnos las manos de grasa. No se trata de un simulador general para la gran masa de jugadores, sino un videojuego destinado a un público en concreto: los amantes de la mecánica. En este sentido, la obra cumple con creces su cometido, e incluso a nosotros, que no tenemos ni idea de mecánica ni de coches, nos ha resultado divertido -y gratificante- hacer las reparaciones pertinentes, aprendiendo de paso algunas nociones básicas sobre el funcionamiento del motor. Además, la gran cantidad de contenido y las posibilidades de personalización de vehículos hacen que la campaña supere, tranquilamente, las 30 horas de juego, multiplicándose si somos perfeccionistas o buscamos, por ejemplo, construir el vehículo más caro del momento. Si eres de los que ven un mundo de posibilidades con solo mirar una tuerca, Car Mechanic Simulator es tu formato. ¿A qué esperas para calzarte el mono de trabajo?

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