Cualquiera con experiencia recorriendo las calles de los diferentes Watch Dogs seguramente contemple un mundo que prácticamente es capaz de mantener todo su universo de forma orgánica, tanto es así, que incluso ha recibido varias entregas. Sin embargo, la liberación de algunos informes apunta que inicialmente los planes eran totalmente diferentes.

Según se relata desde varias fuentes vinculadas a la concepción del proyecto a principios de 2010, el juego de acción y hackeo corresponde originalmente a un nuevo Driver ambientado en un futuro cercano. El concepto primario de un Driver con hackers proporcionó, de hecho, una narrativa centrada en las proezas de un grupo de piratas informáticos transformados en justicieros, con secciones limitadas de disparos y misiones a bordo de vehículos.

Sin embargo, las bajas ventas de Driver: San Francisco, lanzado en 2011 para PlayStation 3, Xbox 360 y Nintendo Wii, llevaron a Ubisoft a castigar a la franquicia e invertir en una nueva propiedad intelectual. Así nació con un trasfondo volcado al universo hacker Watch Dogs, que ya cuenta con tres entregas. La última, Watch Dogs: Legion llegó al mercado en octubre de 2020. Otro detalle a tener en cuenta es que el primer Watch Dogs se planteó al tiempo que Driver: San Francisco estaba en producción.

En este mismo sentido, se pueden observar algunas similitudes entre los títulos, como el hecho de que podemos utilizar cantidad de vehículos diferentes. Incluso en Watch Dogs 2 se encuentran algunas referencias a la franquicia de Ubisoft Reflections, como una aplicación de taxi, llamada Driver SF.

Para los equipos internos, el replanteamiento de estos formatos no es muy diferente a lo que sucedió con Assassin's Creed, que inicialmente se planteó como un spin-off de Prince of Persia y más tarde se terminó por transformar en una de las propiedades intelectuales más rentables de Ubisoft.