Videojuegos

Los Sims como forma de expresión de toda una generación

Tráiler de 'Los Sims 4 Vida en el pueblo'

Aquellos que llevan un tiempo siguiendo las tendencias del ocio digital, recordarán como un pequeño y ambicioso proyecto de simulación se llevó honor y gloria en la época donde los ordenadores reinaban en cuanto a entretenimiento. ‘Los Sims’, una producción de Maxis, se abrió camino como un simulador de vida que trascendió cualquier frontera. No importaba si el jugador era mayor, tampoco si era de los más pequeños de la casa; no era un videojuego centrado en el hombre, ni tampoco en la mujer. Fue, sin duda, una de las sorpresas más gratas de la industria que demostró que en el mundo de los videojuegos no hay lugar para la exclusión.

El fenómeno, que posteriormente fue ampliándose con expansiones de contenido, secuelas e incluso una prueba piloto en línea, sigue vivito y coleando a día de hoy. ‘Los Sims 4’ es la última iteración base de la franquicia, con incontables expansiones que van desde complementos estéticos hasta historias de vida con diferentes personajes, pasando por las tendencias que está viviendo el mundo real. Los Sims han evolucionado, tanto en personalidad como conciencia, ampliando la base con conceptos que resuenan en el jugador a día de hoy y que, por extensión, son trasladados al entorno digital.

Los Sims o el simulador de historias de vida

Por cortesía hablaremos de su propuesta, que no es otra que la de crear a diferentes personajes con distintos atributos de personalidad y ver como éstos se relacionan en la pantalla. Podremos controlarlos, sí, pero no hacer lo que queramos con ellos. Esta diferenciación hace que, por mucho que nosotros estemos representados en el sistema, sean los Sims los que tengan la última palabra en cuanto a órdenes y consignas. ¿Por qué decimos esto? Pues porque últimamente estamos viendo como toda una generación, y más concretamente la nacida posterior a 1995 -Generación Z-, está utilizando el simulador como una extensión de su personalidad.

Y es que Los Sims es un videojuego que aprende del jugador de la misma forma que nosotros aprendemos de él. Podemos crear a nuestros familiares o amigos y ver cómo se relacionan. También ubicarlos en hogares cerca de nosotros y ver cómo respondería nuestro avatar si viviéramos con según quién. Las posibilidades, en este sentido, son infinitas. ¿Qué pasaría si viviéramos junto con nuestro mejor amigo y la chica que nos gusta? ¿Y si vivimos con nuestra abuela y… Keanu Reeves? La obra nos permite ver, en un entorno seguro, una suerte de simulación que puede abrirnos la conciencia y darnos el valor suficiente como para dar ese paso necesario en la vida real.

Aquí entra también en juego la implicación del usuario. Por supuesto tenemos unos objetivos más allá de los vitales, todo en función de cómo queramos enfocar la partida. Lo bueno es que, como adelantábamos, la obra va creciendo en función de las necesidades del jugador. Los Sims ahora son ecologistas, se implican en negocios sostenibles, tienen en cuenta las sensibilidades LGTBIQ+, entienden la necesidad de alejarse de las urbes masificadas y vivir en entornos más rurales, se generan eventos mundiales con artistas reconocidos internacionalmente… y un largo etcétera que podemos ir descubriendo a cada paso.

Los Sims sin fronteras

Su popularidad va más allá del mero entretenimiento. Las situaciones que ocurren en cada partida son impredecibles, y eso lo saben los jugadores más acérrimos. Y es ahora, con la generación de jugadores más joven, cuando éstos aprovechan todo el potencial disponible. Tenemos elementos cosméticos que escapan a nuestro entendimiento -los punks británicos de los 80 van de gala al lado de según que combinación-, personalidades que abogan por el empoderamiento femenino y de los colectivos menos visibles, de la igualdad entre seres humanos; en definitiva, ocurren historias preciosas que, sinceramente, esperamos ver fuera de nuestras pantallas.

De la misma manera existe también la otra parte de la simulación del videojuego: la arquitectura y el famoso diseño de hogares, casas y villas. Trasladando algunos conceptos de Sim City, en Los Sims podremos crear cualquier entorno por rocambolesco que parezca, o pasar directamente a vivir como si fuéramos una estrella del rock, mansión y extravagancias incluidas. Que nos gusta lo tradicional: podemos vivirlo; que preferimos dar rienda suelta a esa parte de nuestra personalidad que negamos o que no estamos preparados para enseñar al mundo entero: Los Sims es un escenario perfecto para probar todo tipo de combinaciones, sin miedo a represalias o proyecciones ajenas que puedan mermar nuestro ego dinámico.

Serán los jugadores más creativos los que proyecten en la vida digital las historias más divertidas, y con las posibilidades de emitir en directo a través de las redes sociales y la cultura del compartir en la que estamos inmersos, las horas de diversión están aseguradas. Quizá para algunos les quede lejos esto de Los Sims, pero debemos decir, porque esto es realmente un punto de inflexión para cualquier posible usuario, la franquicia ha evolucionado hasta tal punto que -casi- nada tiene que ver con lo que vimos en el año 2000.

La imaginación es el límite. El jugador pone la creatividad y los Sims hacen su magia en todo momento. No importa la edad. No importa el género. Lo que importa aquí es descubrir y re-descubrir relaciones seguras y sanas dentro de un entorno tan bien construido que, cuando confluye con la realidad, hasta impresiona. Y a partir de aquí todo es compartir, con nuestros seres queridos, con nuestros amigos más íntimos, con quien queramos. Los Sims siguen su camino y, esperamos, sigan durante otros 20 años más poniendo la diversión en manos del jugador.

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