Viernes de Dolores en Sevilla

Un inicio prometedor

  • El buen tiempo acompaña a las cinco hermandades del Viernes de Dolores que se lucen en su recorrido.

  • El centro también vivió sus vísperas.

El misterio de Pino Montano tras salir de su parroquia.

El misterio de Pino Montano tras salir de su parroquia. / Belén Vargas

Muy diferente al año pasado. El Viernes de Dolores ha sido el día soñado. Una jornada con sol, mucha luz, calor y pleno de cofradías. Nada que ver con las lágrimas y la frustración de 2018, cuando sólo la Hermandad del Dulce Nombre de Bellavista puso realizar su salida. Un total de 1.800 nazarenos han derramado la primera cera sobre las calles de los barrios. De Triana a la Avenida. De Pino Montano a Heliópolis. Se han escuchado las primeras saetas y han sonado las primeras marchas. En el centro también se han vivido las vísperas con multitud de actos, como el tradicional vía crucis de Vera Cruz, el besamanos de la Soledad, el besapiés del Cristo de la Caridad, función a la Virgen del Valle, o las tradicional visita protocolaria a los Palcos del Consejo y el Ayuntamiento.

El Cristo de la Misión, por Reina Mercedes / ÁLVARO OCHOA

Más que brillar, relucía Pino Montano esperando a que su cofradía saliera. El sol, que faltó el pasado año, dibujaba sonrisas en los miles de devotos, que buscaban en las sombras y los veladores cobijo. Se arremolinaban entre el mercado de abastos y la parroquia de San Isidro Labrador, que abrió puntual sus puertas para iniciar la jornada. La cruz de guía, madera y plata, daba el pistoletazo de salida. Filas de nazarenos y Jesús de Nazaret, que salió a las calles de su barrio con la marcha que lleva su nombre y Nazareno, interpretadas por la banda de la Encarnación de San Benito. En cambio, a la Virgen del Amor, la otra titular de Pino Montano, sí le llovió. Una petalada blanquirroja inundó al palio a los pocos metros de salir del templo. Los aplausos se mezclaban con la voz y música de la banda de la Cruz Roja, que cantaba y tocaba al mismo tiempo Amor y Esperanza. Quizá el momento culmen del arranque del Viernes de Dolores.

Hermandad del Dulce Nombre de Bellavista del Viernes de Dolores. / ÁLVARO OCHOA

Lejos de Pino Montano, en la otra punta de Sevilla, la Hermandad de la Misión repitió la escena. Sol, mucho público y alegría. Los metros que separan los colegios Claret y Doctrina Cristiana se llenaron de familias con ganas de ver capirotes azules. Las bandas de las Cigarreras, abriendo y cerrando el cortejo, acapararon también las miradas y fueron la banda sonora con el Benito Villamarín de fondo. En la víspera del derbi, en Heliópolis se habló de cofradías. Los chalés que están entre Reina Mercedes y la Palmera se abrieron y sacaron sillas a la calle. “Esta es nuestra carrera oficial”, decía sonriendo una señora con su nieto sentado en el regazo. Y, tras pasar el paso guiado por Antonio Santiago, dejó una frase que vale para explicar el sentido de estas vísperas cada vez más multitudinarias: “Para muchas personas mayores que casi no podemos salir esta la Semana Santa”.

El Cristo de La Corona, con la Giralda de fondo / JOSÉ ÁNGEL GARCÍA

La noche más especial del año en Bellavista fue la del Viernes de Dolores. El centro cívico del barrio fue unos de los epicentros del anochecer en el sur de Sevilla. El Cristo de la Salud y Remedios se recreó en las revirás al calor del ánimo que transmitía Juan Manuel Martín desde el martillo. La Virgen del Dulce Nombre, que iluminaba las calles de casas bajas con su candelería, avanzaba lenta pero seguro con la compañía de la vecina banda nazarena de Santa Ana. Una bella vista para los muchos cofrades que arrancaron sus días cofradieros en Bellavista.

Salida del Cristo de Pasión y Muerte en Triana / JUAN CARLOS MUÑOZ

Las dos hermandades más severas de la jornada, Pasión y Muerte y la Corona, han recorrido Triana y las calles próximas a laCatedral con su acostumbrada sobriedad. Momentos destacados han sido el paso del Cristo de la Corona por la Plaza del Salvador y la llegada de Pasión y Muerte a la parroquia de Santa Ana, catedral trianera, donde cada año realiza su estación de penitencia.

Salida de la Virgen del Amor, de la Hermandad de Pino Montano / BELÉN VARGAS

En el centro de la ciudad, desde por la mañana se formaron colas en San Lorenzo para el besamanos de la Soledad y en la Magdalena, para ver a las imágenes de la Quinta Angustia. En San Nicolás, muchas personas se acercaron a contemplar a la Virgen del Camino. En el Hospital de la Caridad, el Cristo de Pedro Roldán protagonizó uno de los actos más bellos e íntimos de las vísperas de la Semana Santa.

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