Cádiz

Aquel verano de 1993

  • El año en que descubrimos que vivíamos en el día de la marmota

Foto de portada de Chabeli y Ricardo Bofill en el Hola del verano de 1993.

Foto de portada de Chabeli y Ricardo Bofill en el Hola del verano de 1993.

Dos hechos coinciden en el verano de 1993, aquél en el que los fetichistas perdimos a Roy Raymond, el fundador de Victoria Secret, y ninguno de los dos hechos es accesible a la mente mortal, o al menos, mi mente mortal: la encíclica Veritatis splendor y la puesta en marcha del proyecto Debian. Ambos nos anunciaban la libertad.

Juan Pablo II decía que la verdad nos haría libres y Ian Murdock, el padre de Debian, nos decía que el software nos hará libres. No voy a porfiar. Juzguen ustedes si estos dos hechos veraniegos les fueron reveladores y qué tipo de influencia tuvieron en sus vidas porque lo que, verdaderamente, fue influyente en nuestras vidas tenía que ver con todo lo contrario a la libertad. Aquel verano se estrenó Atrapado en el tiempo, lo que instauró uno de los dichos más populares de nuestra cultura actual: el día de la marmota. En el verano del 93 nos enfrentamos ante la realidad de vivir en el día de la marmota. Ni Debian ni Veritatris splendor nos libran de nuestro día de la marmota.

También ocurrió otro hecho de trascendencia. Los del Río grabaron una cancioncilla que se les había ocurrido en una fiesta privada en Venezuela a la que asistían todos los empresarios y políticos que acabarían siendo barridos por Hugo Chávez, entre ellos dos grandes amigos de Felipe González, el político Carlos Andrés Pérez y el empresario Gabriel Cisneros. En ese extraño caldo se coció el ritmo que acabaría bailando Bill Clinton en su campaña presidencial del 96 y muchos años después, en Ocho apellidos vascos, fue utilizada como ejemplode hermandad interteritorial en la españa de las nacionalidades/autonomías. En fin, que acabaríamos de Macarena hasta el gorro y con la sensación de que cualquier día la acabarían cantando los jugadores de la selección nacional en los partidos oficiales. No había en Veritatis splendor ni en el proyecto Debian remedio para esto.

Otra cosa para lo que estos dos hechos veraniegos no han encontrado remedio también arrancó en aquellos días calurosos. El 4 de julio Jordi García Candau, entonces director de la televisión española socialista, estaría contento estrenando un nuevo programa franquicia: Corazón corazón. Convertido en el Hola catódico, aún hoy cada día los corazones nos laten viendo las vidas en directo de aquellos mismos personajes que hace veinticinco años. Podemos aún ver a Mar Flores con que si vuelve con un ex marido u otro y a Ana Obregón y al conde Lecquio. Y Chabeli, nuestra Chabeli, hija de Julio Iglesias e Isabel Preysler, que se nos casó aquel verano con el un poco golfete hijo de uno de los activistas de la gauche divine, Ricardo Bofill. Se divorciaron tres años después. El día de la marmota.

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