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Vivir en Sevilla

Aprender jugando ya es posible en Sevilla

  • La Asociación Waldorf Girasol inaugura la primera escuela infantil con esta metología

La educación de los niños es uno de los temas que más preocupan a los padres, antes incluso de que sus hijos lleguen al mundo. Decidir el colegio, la calidad de enseñanza o la metodología son algunas de las dudas que rondan las mentes de los progenitores. Acostumbrados a un sistema educativo prefijado y aquejados de la pérdida de imaginación de los niños, muchos padres se plantean ofrecerles una educación alternativa que fomente la creatividad de sus hijos. Como respuesta a esta demanda, llegó a España a finales de los 70 un sistema pedagógico alternativo cuya principal premisa es "educar para la vida". Casi 50 años después y de la mano de Rocío Martín Morro, la metodología Waldorf ha comenzado a implantarse en Sevilla.

Esta profesora y psicóloga observó después de haber salido de la ciudad que, a su regreso, todo seguía igual que cuando ella era niña en materia educativa. Tras haber visto métodos de enseñanza más modernos, como el Waldorf, decidió que era la hora de instaurar este sistema en Sevilla. Por eso nació la Asociación Waldorf Girasol, que cuenta con un grupo de juego en Condequinto, donde tanto niños como padres pueden disfrutar de una oferta diferente en cuanto a enseñanza se refiere. Allí los menores reciben una educación que se aleja de la tradicional, ya que la pedagogía Waldorf no usa libros de texto ni exámenes y los pequeños no aprenden a leer y a escribir hasta los 6 años.

En este centro tienen muy presente que "tanto la creatividad como la imaginación de los niños son pilares básicos para su formación", como asegura Rocío Martín Morro, quien considera que los juegos deben estar muy presentes durante los primeros años de vida de los menores. "El juego debe ser la actividad principal de los niños porque es la forma que tienen de familiarizarse con el medio y aprender, al igual que las actividades artísticas y manuales", apunta. Por eso los niños pasan la mayor parte del tiempo jugando con utensilios artesanales que sus propios padres han realizado en talleres que la asociación ofrece a lo largo de todo el año.

Las rutinas también son importantes para dar estabilidad a los niños, por eso la jornada en el grupo de juego Waldorf se organiza siguiendo el principio del ritmo y repitiendo cada día la misma secuencia de actividades. "Esto proporciona al niño un sensación de orden y confianza, imprescindible para un crecimiento sano, ayudándole además a ubicarse en el tiempo", asegura la directora.

Esta iniciativa va materializándose poco a poco porque, lo que surgió como un grupo de juegos, el curso que viene se convertirá en una escuela infantil y "de ahí a un centro de educación primaria y secundaria en un futuro".

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