Aunque presume de compartir ciudad natal, colegio y academia de arte con el escultor Henry Moore, Colin Bellwood se confiesa un enamorado de Sevilla. Hace diez años que aterrizó en la ciudad hispalense procedente de la localidad inglesa de Castleford y, desde entonces, pasa largas temporadas en la ciudad dedicado a su galería de la calle Angostillo, bautizada por él mismo con el nombre de su madre, Doreen.

Hasta el 30 de mayo, en la Galería Doreen expone 41 cuadros en los que combina las técnicas del óleo y el collage. "La colección se la dedico a mi madre que falleció hace dos años y siempre siguió mi carrera artística", explica. Hace 40 años, cuando tuvo que decidir sobre su futuro laboral, optó por "lo más seguro": "He sido profesor de literatura inglesa en mi país". La pintura, por tanto, se convirtió en una afición que le acompañó y a la que ahora, prejubilado a sus 60 años, se dedica por completo.

Era un habitual de la Costa del Sol, "como muchos guiris", según reconoce, hasta que conoció Sevilla. "Me encantó su luz y sus colores, el ambiente. La exposición también se la dedico a esta ciudad porque ha aportado mucho a mis cuadros". Apunta orgulloso que esa luz y colores "especiales y únicos" que no encuentra "en ningún otro rincón del mundo" se reflejan en sus obras dándoles un matiz "totalmente diferente". Además de futbolero y seguidor del Leeds United, pintor y viajero, ha escrito dos novelas, Jack Remnant y The proof of the soul, y un libro de poemas.