Sierra de las Nieves

Paseo por los cielos de Málaga

  • El programa de la red Guadalinfo organizado desde la oficina de Lora del Río A una hora de estuvo el pasado fin de semana recorriendo con unos 40 blogueros e influencers diferentes municipios de la Sierra de las Nieves

Vista desde el parque María Sagredo en Alozaina

Vista desde el parque María Sagredo en Alozaina

Pueblos blancos de calles empinadas, donde los moriscos dejaron no sólo una arquitectura que hoy se califica como sostenible y que por aquel entonces era el resultado del sentido común aplicado a muros blancos que aprovechan la sombra de la casa enfrentada para crear frescor en los días de verano, estrecheces acompañados por empinadas cuestas para ir de un lado a otro del pueblo. Todo sin salir de la Sierra de las Nieves, un parque natural que en octubre será, si se cumplen todas las previsiones, la tercera zona natural calificada como parque nacional en Andalucía.

Un territorio donde, desde todos sus miradores se ve el mar. La ciudad de Málaga se transforma en el horizonte en una mancha azul que se cuela entre las montañas, cuyas faldas están salpicadas de olivos, almendros y árboles de aguacate.

Casarabonela es el primer destino de una ruta que comienza en el mayor jardín botánico dedicado a cactus y suculentas. Esto último no se refiere a la buena cocina de la terraza restaurante, que bien podría, sino a aquellas plantas que tienen la capacidad de acumular agua en diferentes partes para adaptarse a climas extremos.

Jardín botánico de cactus y suculentas Jardín botánico de cactus y suculentas

Jardín botánico de cactus y suculentas

Un trozo de Madagascar, Península Arábiga,  Sudamérica y Sudáfrica en la entrada de un pequeño municipio de poco más de 2.600 habitantes. La vista desde el jardín hace que el visitante comience a intuir el pasado morisco que impregna cada rincón de Bonela, como le llaman los habitantes de la comarca, acortando el nombre igual que se hace con los familiares queridos.

Cojines de la suegra, diferentes clases de ágaves, patas de elefantes, abuelitos, cactus con formas extrañas, , y así hasta contabilizar 2.500 especies. El Jardín Botánico de Casarabonela está encuadrado dentro del Parque Natural “Sierra de las Nieves” a 375 m de altitud sobre el nivel del mar, beneficiándose del microclima.

El jardín es un suculento aperitivo para adentrarse en el casco urbano, donde hay rincones para, literalmente, “dejarse embrujar”, besar o, simplemente, mirar hacia el horizonte desde los restos del castillo. Un lugar, al que, como en los cuentos de princesas, se entra por una estrecha puerta que da paso a una atalaya desde la que dominar sierras y, hasta un trocito de mar.

Pero si hay alguien que tenga una vista privilegiada de toda la Sierra de las Nieves, ese es El Santo de Pizarra. Desde la estación de tren comienza una ruta que se puede hacer tanto a pie como en bici o con coche (aunque pone a prueba la pericia del conductor al ser un camino de tierra con una fuerte subida).

El Santo, en Pizarra El Santo, en Pizarra

El Santo, en Pizarra

El esfuerzo tiene su recompensa una vez que se llega a la cima. Desde el mirador donde está este hermano pequeño del Cristo de Corcovado en Brasil, todo es inmenso: el azul del cielo, los campos sembrados y las montañas que recortan el horizonte.

Y para reponer fuerzas, la gastronomía local propone un tartar de salchichón de Málaga, un producto de  Picasines, acompañado por melones, sandías y la fruta del terrreno.

No muy lejos de Pizarra, el valle del Jorox, y con la guía de la empresa local Abetos del Sur, se descubre cómo la pequeña aldea esconde una ruta llena de huertos donde el aguacate, los guinderos, algún que otro almendro, el olor de las higueras y las parras acompañan el susurro del río Jorox. Incluso se puede visitar los restos de un antiguo molino de río que aún queda en pie en una de las huertas.

Sendero del río Turón Sendero del río Turón

Sendero del río Turón

También alrededor de un río, esta vez en El Burgo ocurren historias y se vive en la naturaleza. El río Turón es el escenario de una historia de bandoleros, con Pasos Largos y Agustina como protagonistas de una Pasión Bandolera donde participa un grupo de vecinos y que se celebra cada mes de octubre.Siguiendo el curso del río, que una vez que pasa por el publo responde al nombre del municipio, hay una serie de pozas naturales donde refrescarse del calor del verano en un entorno donde los árboles y el agua hacen pensar en que se está en otros rincones más al norte.

El último de los pueblos visitado, Alozaina, suma a sus encantos de calles y plazas, algo tan vivo como la cerámica. Al frente, Pascual Cózar, un artesano llegado hace años de Bailén en busca de un lugar inmerso en la naturaleza para su familia, creó un taller de “cerámica viva” y es que, además de las piezas tradicionales, de su taller salen auténticas creaciones, obras de arte nacidas del barro que van tomando la forma de sus ideas de un modo casi onírico.

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