Vivir en Sevilla

El Puente del Cachorro abre sus puertas

  • Seis ONG reivindican su labor social y solidaria en la que atienden a casi 5.000 personas anualmente

Jornada de puertas abiertas en los bajos del Puente del Cristo de la Expiración

Hay vida bajo el puente. Con ese lema la Comunidad La Otra Orilla, formada por seis ONG con sede debajo del Puente del Cristo de la Expiración, abrieron sus puertas para reivindicar su labor y exigir un mejor entorno para desarrollarla. ASEDOWN, Danza Mobile, Sevilla Acoge, Asociación Tandem, Médicos del Mundo y Médicos Sin Fronteras quieren dar visibilidad a su trabajo, que beneficia a casi 5.000 personas.

Ángela González, directora de Sevilla Acoge, afirma que la labor de estas asociaciones "es desconocida para muchos sevillanos". De ahí la importancia de esta jornada en la que han recibido la visita de muchos ciudadanos y representantes del Ayuntamiento. Luis Duarte, director del Distrito Casco Antiguo, asistió a la cita y aplaudió la iniciativa que les hace "salir de debajo del puente y acercarse al distrito durante unas horas".

Estas organizaciones, además de hacer visible su solidaridad desde hace más de 20 años, también buscan con esta jornada de puertas abiertas el exigir a las administraciones públicas mayor atención para mejorar el entorno en el que trabajan. Duarte informó del compromiso del gobierno local con este proyecto y recordó que Lipasam ha mejorado el estado de los accesos y está periódicamente trabajando en la zona.

El ruido que pretenden hacer con este evento se hizo patente con una batucada a cargo de Danza Mobile, donde participaron beneficiarios de esta asociación con palos a modo de baquetas, botellas de plástico y mucho ritmo. La escuela de música Latidos marcó el ritmo y guió el desfile desde las entrañas del puente hasta la fachada de la Estación de Plaza de Armas, donde realizaron un breve y ruidoso concierto que despertó la curiosidad de peatones y vehículos. Desde la estación, donde había puestos con productos y comida de distintos continentes, hasta las puertas de las asociaciones haybía un camino marcado por pisadas de colores que llevaba a las exposiciones que prepararon las ONG. Fotografías, pinturas y manualidades se mezclaban en el pasillo central de los bajos del puente.

La alegría que se desprendió durante la mañana contrastaba con la realidad a la que se enfrentan diariamente esta comunidad de asociaciones que vive debajo del puente y hace que la vida fuera de él sea más inclusiva, diversa y solidaria.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios