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Velázquez nos sigue mirando

  • El documental 'El cuadro' se adentra en clave detectivesca y con ayuda de expertos y animaciones en las claves ocultas de Las Meninas de Velázquez. A Netflix llega una nueva versión de 'Enrique V' protagonizada por Timothée Chalamet.  

Una imagen del documental sobre Las Meninas 'El Cuadro'.

Una imagen del documental sobre Las Meninas 'El Cuadro'.

Se antojan incontables los tomos y páginas dedicados al estudio y el análisis de Las Meninas de Diego Velázquez (1599-1660), y con todo, el famoso cuadro sigue siendo uno de los misterios más fascinantes de la Historia del Arte, una imagen y un texto infinitos a los que volver una y otra vez no sólo en búsqueda de las claves (narrativas, simbólicas) más o menos ocultas y secretas que el pintor sevillano pudo dejar inscritas entre sus pinceladas, sino sobre todo para disfrutar y asombrarse de nuevo ante su condición especular, autobiográfica y reflexiva, ante su portentosa captura de la luz y el aire de la sala, su fantasmagórica concepción de la proporción, la perspectiva y el espacio, ante la elocuencia de la propia materia pictórica y el trazo funcionando como sublime engaño al ojo, o ante la calculada disposición de las figuras (con una joven Infanta Margarita de Austria en el eje central rodeada de sus sirvientas y un perro), elementos, miradas y reflejos que siguen haciendo de un cuadro pintado en 1656 una de las obras más incuestionablemente modernas de su tiempo y de toda la historia de la Pintura.

Una de las recreaciones en perspectiva que aparecen en 'El Cuadro'. Una de las recreaciones en perspectiva que aparecen en 'El Cuadro'.

Una de las recreaciones en perspectiva que aparecen en 'El Cuadro'.

Andrés Sanz asume su primer asombro de infancia ante la obra colgada en el Museo del Prado como punto de partida para activar y desplegar su particular investigación detectivesca en este documental que se sirve de entrevistas con expertos, restauradores y pintores, material de archivo documental y cinematográfico y algunas recreaciones animadas y teatralizadas (que buscan trasladar y materializar, no siempre con interés, la visión personal y onírica del cineasta con el concurso de Eusebio Poncela), para intentar aproximarse a todos los detalles que exprimen y profundizan en la obra con la conciencia de la interpretación limitada, a sabiendas de que ni la más prolija de las tesis doctorales, ni la radiografía o el escáner digital más sofisticados, ni la más descabellada de las lecturas en clave simbólica o histórica, ni el improbable consenso entre los mayores estudiosos internacionales, podrán llegar a conclusiones definitivas o satisfactorias sobre qué pretendía realmente Velázquez con aquella obra si es que pretendía algo más de lo que ha quedado en su superficie.

El cuadro funciona así como un documental que va desvelando capas y señalando a dónde mirar con atención y detalle, abriendo el cuadro cada vez más hacia su contexto histórico en la corte y el reinado de Felipe IV, un filme-detectivesco que escruta la “escena del crimen” en busca de indicios, pruebas y rastros que completen o contradigan, que ayuden a explicar al espectador neófito, el mismo que sigue mirando hoy el cuadro una y otra vez, todo aquello que se cifra en una soberbia imagen de 318 cm × 276 cm.

El pintor Antonio López. El pintor Antonio López.

El pintor Antonio López.

Por el documental desfilan así, en didácticos, apasionados y lúcidos testimonios frontales, especialistas como Jonathan Brown, Manuela Mena, el recientemente fallecido crítico de arte Francisco Calvo-Serraller, Félix de Azúa, Antonio López, Javier Portús, Eve Sussman, Keith Christiansen, Michael Gallagher, Svetlana Alpers, Fernando Marías, Enrique Quintana, José Manuel Cruz, Rocío y Maite Dávila, Carmen Garrido, Valentín J. Alejándrez, Matías Díaz, Antonio Sáseta y Jaime García Maíquez, filmados entre Madrid y Nueva York, personalidades con mucho y diverso que decir y contar, testimonios que Sanz combina y alterna a veces en relevo y complementariedad, otras en interesante discrepancia, siempre desde una polifonía puntuada por el constante regreso al cuadro total o parcialmente, incluso a sus tripas recreadas tridimensionalmente o a imágenes de otros trabajos documentales previos que permiten constatar la eterna vigencia y la capital importancia cultural de este cuadro y su autor en la Historia de España y en la Historia de la Humanidad.

Trailer 'El Cuadro'.

16ª Festival de Cine Europeo de Sevilla

Mañana viernes 8 arranca la 16ª edición del Festival de Cine Europeo, cita ineludible para disfrutar (y también sufrir un poco) con la cosecha del cine continental del año: 230 títulos distribuidos entre secciones competitivas, ficción y documental, ciclos y retrospectivas, este año dedicadas a Joanna Hogg y Lene Berg; numerosas actividades paralelas, seminarios, encuentros, exposiciones y conciertos. En Nervión Plaza, Lope de Vega y Teatro Alameda hasta el sábado 16.

Imagen del cartel oficial del SEFF 2019. Imagen del cartel oficial del SEFF 2019.

Imagen del cartel oficial del SEFF 2019.

'The King': Enrique V en el trono 'millennial' de Netflix

La vigencia universal e intemporal de Shakespeare parece el pretexto para The King, nueva adaptación cinematográfica de su Enrique V, una obra que ya llevaran antes al cine nada menos que Laurence Olivier (1944), Orson Welles (en Campanadas a medianoche, 1965) o el otrora wunderkind de la escena y el cine británicos Kenneth Branagh (1989).

El australiano David Michôd (Animal Kingdom) es ahora el encargado de actualizar la figura trágica del rebelde y joven rey sobrevenido por las circunstancias de la mano del actor de moda Timothée Chalamet y de un guion propio co-escrito junto a Joel Edgerton, que se reserva el papel de un aminorado y desdibujado John Falstaff que no resiste la comparación con el que encarnara Welles en su versión. 

Timothée Chalamet es Enrique V en 'The King'. Timothée Chalamet es Enrique V en 'The King'.

Timothée Chalamet es Enrique V en 'The King'.

Se trata ahora de despejar el verso yámbico shakesperiano en una prosa asequible, una ambientación realista de reminiscencias pictóricas y un cierto empaque solemne (ahí está la música de Nicholas Britell para recordárnoslo) que permitan al joven monarca transitar por la pantalla como una suerte de millennial atormentado y pálido capaz de sobreponerse a su destino y a las intrigas palaciegas que lo empujan a una guerra contra Francia en la que un risible Robert Pattinson actúa, en equilibrado pulso generacional con Chalamet, como patético Delfín antagonista.

Por más que lo intente, Michôd no consigue trasladar el aliento trágico y el peso dramático de la obra original a sus costeadas imágenes deluxe, tampoco en la famosa secuencia embarrada de la Batalla de Agincourt que aún resuena en la memoria como ejemplo de brillante puesta en escena y montaje desde la austeridad y el talento en el filme de Welles.   

Trailer The King