Cuando lo que predomina es mediocre, es mucho más fácil destacar un trabajo que cuando, en un grupo, todos sus integrantes son buenos profesionales y ofrecen resultados tan espléndidos como los que ayer conformaron la tercera jornada de Moda de Sevilla. Un intenso día que comenzó por la mañana con Iván Campaña quien, a través de prendas bien confeccionadas y bien presentadas, desplegó un amplio abanico de opciones entre las que destacaron piezas con combinaciones de malva y verde, cortes a la altura de la rodilla y escotes palabra de honor junto a capitas reinterpretadas a modo de chaquetas con encaje negro en la espalda.

Después de la sobremesa, Juan Vara regresó a las pasarelas locales aunque, al contrario de lo que nos tiene acostumbrados, no con modelos nupciales o para madrina sino más bien con una fiesta sensual donde, las minifaldas muy minis, las conocidas como mangas de murciélago y los tejidos tornasolados, supusieron tres de sus bazas más aplaudidas.

Claro que, la fantasía más absoluta, fue la que se desprendió de los integrantes del gremio de maestros sastres y modistas de Sevilla, a saber, O'Kean (con trajes para un caballero que piensa en todos los detalles), Carmen del Marco (absoluto glamour con aires parisinos y un sinfín de piezas con gran amplitud de vuelos en sus faldas), Miguel Reyes (de femenina filosofía que giró en torno al rojo y que se culminó con un tocado con forma de cornamenta), BlancoyBelmonte (donde los tejidos se deslizaban alrededor del cuerpo en insinuantes cascadas), Manolo Giraldo (el más aplaudido gracias, entre otras salidas, a vestidos camiseros con botonaduras frontales, pantalones de pata de elefante o lazos anudados al cuello de sus blusas), Ávila (hombres con conjuntos sport en girs perla o azul oscuro) y Aurora Gaviño (muy española con encajes y mantillas de colores). Con posterioridad, María José Suárez recibió el Botón de Nácar tras el que se clausuró una noche de intensas emociones.