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De la camiseta a la neocharcutería

  • Tres emprendedores sevillanos ofrecen un nuevo concepto de bocatería en Puente y Pellón

De la camiseta a la neocharcutería

"Cuando viajamos fuera siempre vemos el típico sitio de bocadillos o tapas que tiene un pan malo y, además, es carísimo". Alejandro Fernández, empresario de 38 años criado en la Huerta de la Salud, cuenta así lo que le impulsó junto a Pedro Delgado y Ricardo Medeiro a montar una bocatería como las que habían visto en Londres o Gante. Estos tres sevillanos han querido ir un poco más allá del habitual concepto y romper con la imagen de la charcutería tradicional dándole un toque actual. Por ello, y mediante la intervención de la agencia de publicidad gastronómica Taste, han puesto en marcha una neocharcutería llamada Gocho. Tiene como logo un cerdo bailando y como lema Porca Belleza -o puerca belleza-.

"Los bocadillos siempre nos han gustado mucho", apunta Alejandro justificando así este emprendimiento que lleva a cabo junto a dos de sus amigos de la infancia con los que también comparte la marca de camisetas Wituka, ubicada en la calle García de Vinuesa. "Hace un par de años tuvimos la idea de las camisetas y este pasado septiembre el de la bocatería". Eligieron el número diecinueve de una zona de paso de muchos turistas y sevillanos, pero no optaron por las calles más transitadas. "Si miras los mapas turísticos, la calle Puente y Pellón es el camino natural entre la Catedral y las setas de la Encarnación". Defiende así la elección por una vía que considera que "va a más" por este motivo.

"Bocadillos ricos, con una imagen divertida y productos de calidad en un sitio acogedor". Esas son las premisas que quieren impregnar en este establecimiento recién abierto, pues el pasado cuatro de diciembre fue su pistoletazo de salida. "La respuesta del público ha sido buena e incluso estamos vendiendo más en enero que en Navidad", cuenta ilusionado Alejandro, que quiere sistematizar la empresa. Pretenden que Gocho se expanda por España y poder franquiciarlo en un futuro a medio plazo. "Nuestra filosofía puede encajar muy bien fuera de Sevilla, ya que nuestra ciudad tiene muy arraigadas sus tradiciones y a muchos les cuesta apostar por nuevos conceptos".

Esta evolución de la charcutería es, mayormente, a nivel visual. Lo que venden es de sobra conocido por el público. "Nuestro principal producto es el jamón: de cebo y de bellota". A ello le añaden lomito, queso, salchichón, chorizo o mortadela italiana. "Compramos directamente al productor", informa a la vez que señala los jamones que cuelgan en la pared o una bandeja de degustación sobre el mostrador con taquitos de jamón serrano. La búsqueda por hacer una experiencia única también les ha hecho ofrecer champán o vino para acompañar a los bocadillos, aparte de los habituales refrescos, cervezas o zumos naturales. "Los turistas agradecen que tengamos agua con gas", añade sonriente y haciendo hincapié en esa visión internacional que tienen desde su concepción hace poco más de cuatro meses.

Las chacinas son las protagonistas en Gocho, pero la vocación de bocatería les hace poner también mucha atención en su acompañante. "Un mal pan se carga una buena chacina". Alejandro revela que la elección del pan fue concienzuda y, de entre los que ofrecen, destaca el pan de cristal. Una tipología que no está horneada y que "con un golpe de calor se convierte en crujiente y muy rico"; acompaña a la baguette y al de cereales.

Una barra y varios taburetes permiten al cliente disfrutar de su compra allí mismo. Con vistas a un imponente cochino bailarín, un gran azulejo con el nombre de la marca y a la calle Puente y Pellón, que gana un reclamo más en su camino por recuperar el esplendor que tenía hace varias décadas. "No conozco en Sevilla un sitio como el nuestro".

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