La séptima edición de MasterChef ya ha arrancado. Los castings para seleccionar a los concursantes están en marcha en Barcelona, Madrid, Valencia y Sevilla. El hotel NH Collection ha sido el lugar elegido para seguir con la criba. Hasta allí se desplazaron casi una centena de aspirantes. Todos con pequeñas neveras y delantales. La prueba consistió en emplatar y presentar un plato.

A primera hora de la mañana el frío de la calle contrastaba con el caluroso ambiente que había en el vestíbulo del hotel, donde los candidatos charlaban animadamente entre ellos o caminaban nerviosamente. Los huéspedes salían y entraban sorprendidos por lo concurrida que estaban las inmediaciones del edificio nervionense. Cocineros de muchos puntos de Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha se dieron cita para poner a prueba su maestría a la hora de componer lo que cocinan.

Los concursantes convocados a esta fase ya han pasado previamente dos anteriores, donde demostraron su sapiencia culinaria y su habilidad, ya que tuvieron que grabarse en vídeo preparando un plato. Los que mejor emplataron por la mañana, volvieron de nuevo al hotel por la tarde para cocinar. Desde cero y con un ingrediente sorpresa.