El clásico taxi londinense que está siempre aparcado en la puerta del Hotel Inglaterra tuvo ayer un compañero en su tradicional ubicación en la zona oeste de la Plaza Nueva. Un Kia Rio con un conejo serigrafiado en su carrocería estaba estacionado justo delante del emblema del establecimiento hotelero donde se presentó el servicio de Coches de barrio, representado por el vehículo que acompañaba al elegante taxi negro. La compañía Bluemove es la responsable de esta iniciativa, que se basa en el carsharing, es decir, el alquiler de coches para cortos espacios de tiempo pensado para personas que no tienen vehículo propio, pero lo necesitan en momentos puntuales.

La principal novedad del sistema es que convierte a la urbe hispalense en la primera ciudad donde existen puntos fijos en las calles donde están disponibles estos coches. "Hemos elegido Sevilla porque está a la vanguardia en movilidad sostenible y queremos que sea el modelo para otras ciudades en un futuro próximo", afirmó Gabriel Herrero-Beaumont, socio fundador de Bluemove junto con Jorge González Iglesias.

Nervión y el casco histórico, con 13 estacionamientos en cada zona, han sido los lugares elegidos por esta empresa madrileña para implantar el sistema en Sevilla. Al contrario que en Madrid, donde los coches se sitúan en parkings, las unidades sevillanas están en superficie, lugar donde los usuarios deberán recoger y luego volver a aparcar el vehículo una vez que lo hayan usado.

A pesar de que la propuesta es novedosa, el carsharing tiene un recorrido de cuatro años en Sevilla gracias a la empresa Cochele, fundada por Paul Lubbes, que se integró hace un año en Bluemove. Durante la presentación, Lubbes explicó la filosofía del consumo colaborativo con la que nace esta iniciativa: "Lo importante no es poseer las cosas, es poder usarlas". Cochele también ha aportado al proyecto conjunto su apuesta por los vehículos eléctricos, que ahora están incluidos en la oferta de la compañía madrileña, que hasta hace poco sólo contaba con coches de gasolina.

Para hacer posible el funcionamiento del sistema de Coches de barrio, este grupo de emprendedores ha contado con la colaboración de Aussa -la empresa mixta sevillana que gestiona la zona azul y algunos aparcamientos subterráneos-, que permitirá que los seis vehículos eléctricos de la flota de Bluemove aparquen de forma gratuita en las zonas de pago. La marca Kia también ha tenido un papel protagonista en el desembarco de los Coches de barrio en Sevilla, ya que veinte de los treinta vehículos de la flota de Bluemove en la ciudad hispalense son de esta marca coreana. Con el tiempo, la intención es que Kía sea la proveedora de todas las unidades.

El funcionamiento del sistema también es novedoso. El usuario tiene que hacerse socio y pagar una cuota anual, de 19 euros; o mensual, de entre 3 y 18 euros. Después, recibirá una factura cada vez que utilice el servicio con un coste que dependerá del tiempo y la distancia recorrida. Los precios dependen de la cuota elegida y de la gama del coche y van desde 1,60 a 4,50 euros por hora y de16 a 25 céntimos por kilómetro. Además, como elemento llamativo, los asociados reciben una tarjeta que es la que les permite acceder a los coches de forma autónoma 24 horas del día, siete días a la semana.

La voluntad de los responsables de Bluemove es que los Coches de barrio formen parte de un sistema de movilidad intermodal que incluye también al transporte público y a las bicicletas, sin hacer competencia al taxi. Para ello, el sistema obliga a que, después de usar el vehículo, el conductor debe dejarlo en el mismo lugar donde lo recogió. "Queremos que lo utilicen personas que no tienen coche pero lo necesitan de forma puntual", explicó Gabriel Herrero-Beaumont. El tiempo dirá cómo funciona esta propuesta, que desde ayer está en marcha y aporta una nueva solución a la complicada movilidad de una ciudad como Sevilla.