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Salir al cine

La melancolía de las brujas

  • En un pase único, el martes 3 de diciembre se proyecta en Cinesur Nervión la flamante copia restaurada en 4K de 'Cuando fuimos brujas', un filme de culto basado en un cuento de los hermanos Grimm y protagonizado por una joven Björk.  

Libremente inspirada en el cuento de los hermanos Grimm publicado originalmente en 1812, The Juniper tree (Del enebro), traducida ahora para su estreno en España como Cuando fuimos brujas, aparece como uno de esos extraños títulos de culto del cine mundial en el que se cruzan la singularidad estética de su propuesta, ambientada en los volcánicos paisajes de Islandia filmados en un espléndido blanco y negro, el carácter extemporáneo de su relato, marcado por la brujería, el folclore tradicional y la iconografía onírico-fantástica en plena Edad Media, y el encuentro entre una cineasta debutante, la norteamericana Nietzchka Keene (1952-2004), y una no menos emergente actriz, Björk Guðmundsdóttir, por entonces apenas conocida en Islandia como cantante infantil y líder de la banda The Sugarcubes, antes de convertirse en una de las más rutilantes estrellas del pop internacional o de protagonizar Bailar en la oscuridad, de Lars Von Trier.

Olvidada durante 30 años, 'Cuando fuimos brujas' ha sido restaurada en 4K para su reestreno

Una película singular, de complicada gestación entre 1986 y 1987 y que no pudo estrenarse hasta 1991 en el Festival de Sundance, recuperada ahora del olvido gracias a una flamante restauración en 4K efectuada por Wisconsin Center for Film & Theater Research y The Film Foundation con la participación de la George Lucas Foundation.

A finales de la Edad Media, la joven Margit (Björk) y su hermana mayor Katla (Bryndis Petra Bragadóttir) huyen a las montañas después de la muerte de su madre (Guðrún S. Gísladóttir), quemada por brujería. Ambas encuentran refugio con Jóhann (Valdimar Örn Flygenryn), un viudo que vive con su hijo pequeño Jónas (Geirlaug Sunna Pormar). Mientras Katla trata de seducir al campesino, Margit y Jónas se hacen buenos amigos. Pero el pequeño está convencido de que Katla es una bruja.

En la historia original de los Grimm, la madrastra asesina al hijo de su marido porque siente celos de él y esconde minuciosamente sus restos en la comida que sirve a su esposo. Pero su hija ha recuperado los huesos de su hermano y los entierra bajo un enebro. El niño renace entonces bajo la forma de un pájaro y denuncia el crimen de su madrastra. Este texto, de una crueldad inusitada, ya inspiró a Goethe para su Gretchen, pero también a T. S. Eliot, a quien Keene sitúa en un primer plano en su filme a través de un breve fragmento de un largo poema que retoma los elementos del cuento cambiando la metamorfosis animal por una suerte de regreso a Dios.

Trailer de 'Cuando fuimos brujas'.

Todos estos temas y sus variaciones van a cristalizar en el filme a través de una iconografía austera y trascendental, tan esencial (el paisaje mineral así lo atestigua) como ritualizada, en armonía con la tradición del folclore islandés que se apropia poco a poco de la identidad de la historia. En palabras de Keene, se trataba de “inventar un país utópico”, un espacio de convivencia entre vivos (en su deambular y sus rutinas) y muertos (aparecidos), un paisaje que es un tiempo realista pero en el que lo sobrenatural emerge bajo su superficie.

En relación a la brujería, Keene no plantea más que hechos y proyecciones de su pertenencia a una cultura y una época, la manera en que una niña se relaciona con su madre muerta a través de la mirada (interior), en el vínculo que le impulsa a expandir el mundo real hacia la magia.

La poesía y la tradición oral islandesas también articulan la peculiar prosodia de los diálogos y la estructura del filme. Con el fin de escribir los textos de los encantamientos, Keene se inspiró en las sagas escandinavas, en las que los personajes no conocen de antemano las palabras que utilizarán, sino que las hallan en el momento oportuno. De este modo, elaboraron fielmente las rimas con una estructura aliterada que debían adaptarse a la situación.

Para Keene, la brujería era una forma de supervivencia y control de sus vidas para las mujeres

En última instancia, Cuando fuimos brujas es una película sobre la melancolía y la soledad (históricas) femeninas. Para Keene, los cuentos de los hermanos Grimm han expresado siempre el miedo a las mujeres. A menudo estas representan el mal o un peligro para los hombres. En su adaptación, “las mujeres no tienen más remedio que huir y encontrar la protección de un hombre. Sin esto, serían muy vulnerables”. La brujería aparece así como “el medio para esas mujeres de intentar sobrevivir y dominar sus vidas y su entorno del mismo modo en que la religión, la racionalidad, la ciencia u otras creencias permiten a los seres humanos dar un sentido a su existencia y actuar en el mundo”.

- Cuando fuimos brujas se proyecta en un pase único el martes 3 de diciembre a las 20:15 h. en Cinesur Nervión, con presentación y coloquio con José Manuel García Bautista.

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