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La maestría del equino español

  • El Salón Internacional del Caballo comienza su XXIV edición con un espectáculo sobre el caballo autóctono.

"El pura raza española es muy apropiado para espectáculos por su docilidad y belleza. Su talante es similar al de la gente mediterránea. Los caballos centroeuropeos tienen un talante más serio". Así define Antonio Moya a la raza equina sobre la que bascula el Salón Internacional del Caballo (Sicab), cuya inauguración se celebró este martes en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Fibes. La pista principal, situada en el Pabellón 3, albergó el espectáculo que dio el pistoletazo de salida al evento y que se titula Éste es nuestro caballo. "Queremos demostrar qué es capaz de hacer el pura raza española", sentenció Moya, que ha cumplido quince años como responsable de este acto inaugural. 

 

Como es tradición, la noche comenzó con los himnos de España y Andalucía, pero la Asociación Nacional de Criadores de Caballos de Pura Raza Española (Ancce), que organiza el evento, quiso tener un recuerdo con una de sus más célebres colaboradoras: Cayetana Fitz-James Stuart. "La duquesa de Alba siempre ha venido y nos ha ayudado de forma desinteresada", explicó Moya. Después de la lectura de un emotivo texto, se proyectó un vídeo con imágenes de la aristócrata en sus visitas a Sicab.

 

Imagen: A.Pizarro

 

Una vez finalizó el homenaje, el alcalde, Juan Ignacio Zoido; la consejera de Agricultura, Elena Víboras; y el presidente de la Ancce, Juan Tirado, inauguraron la XXIV edición del Salón Internacional del Caballo, que comenzó con un vídeo. A través de las pantallas, los asistentes pudieron acercarse al día a día de estos animales con imágenes de yeguas y potros en el campo, pero también a su trabajo con la doma clásica.

 

No tuvieron que esperar mucho los espectadores para ver los primeros equinos en directo cuando dos decenas de yeguas entraron en la pista dispuestas en cuatro cobras con cinco animales cada una. "Es una disposición que se utilizaba antiguamente para la trilla del trigo, es decir, separar el grano de la paja", describió Moya. Los veinte ejemplares procedían de la Yeguada Militar del Ejército Español, por lo que fueron cuatro soldados los encargados de dirigir a los ejemplares en este primer número. En un punto de la actuación, las yeguas se unieron en dos grupos de diez, una imagen que cosechó los aplausos del público. 

 

Los integrantes del Centro Hípico Chipiona, que dirige el jinete Ignacio López Porras, tomaron el relevo con su Trazos de equitación académica. Ataviados con trajes de época, los diez participantes realizaron algunos ejercicios del reprise de doma clásica en una estampa propia de los retratos de caballeros pintados por maestros como Velázquez al ritmo de los acordes de bandas sonoras como las de Gladiator o Juego de Tronos

 

Después fue el turno de uno de los números más llamativos de la noche. Tres coches enganchados en cuarta participaron en una prueba de maratón en la que tuvieron que superar un obstáculo lo más rápidamente posible con la peculiaridad de que cada carruaje representaba a un sector de la grada. Antes del inicio, los cocheros se acercaron al público y seleccionaron a tres mujeres de forma aleatoria para que los defendieran en su ejercicio. Finalmente, el enganche conducido por Ignacio Pallarés se llevó la gloria y su madrina un galardón como recuerdo.

 

Compás de garrocha fue el título del cuarto número del evento y Jesús Morales su protagonista. Su demostración con la pértiga fue acompañada por el toque de los guitarristas Antonio Rodríguez y Jairo Blanco, que hicieron un pequeño homenaje a Paco de Lucía al interpretar su célebre Entre dos aguas. El flamenco dio paso a la opereta con la entrada de Pascual Beretta, que realizó ejercicios de alta escuela en su llamativa limonera de enormes ruedas.

 

Los organizadores quisieron dejar para el final el plato fuerte, que quedó en manos de Lorenzo, un showman francés y sus 12 caballos. "Es el mayor experto del mundo en la disciplina de doma en libertad", aseguró el presentador, mientras que el protagonista entraba en pista sobre el lomo de dos de sus ejemplares. Sin ayudarse con ningún tipo de aparejo, el galo dirigió a sus animales con la voz, los gestos y un par de fustas. Quince años después de su debut, Lorenzo volvió al Sicab convertido en una figura y el público respondió como era de esperar: con una larga ovación mientras sus obedientes caballos se despedían en el centro de la pista. 

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