Vidas de Duarte

José Duarte es un artista kilométrico, con una vida que fueron muchas vidas vividas con intensa honestidad

José Duarte, fallecido este fin de semana a los 89 años, pasa a la historia como miembro de Equipo 57, pero también como uno de los pintores más apasionados y vocacionales que dio el siglo XX cordobés. Hubo momentos en los que parecía que la fama de Equipo, y la reivindicación que las instituciones y los galeristas realizaron del grupo, nublaba la obra madura de algunos de sus creadores, pero en el caso de José Duarte hubo fortuna en la prórroga y, unos años antes de su deceso, los cordobeses pudimos comprobar en una exposición antológica que su legado más allá de aquel movimiento de juventud y vanguardia. Las muestras de la que hablo se celebró en 2013 en la sala Vimcorsa, y lo que nos descubrió a los menos versados en su obra personal fue a un pintor de técnica maravillosa, de sobresaliente imaginación lírica y muy apegado a la realidad histórica en la que cada momento le tocó vivir. El crítico y escritor Juan Manuel Bonet dijo en ese sentido que el trayecto de Duarte fue un viaje del "Nosotros al yo", un camino contrario al que sufrió por ejemplo del poeta Blas de Otero y que en el caso del pintor cordobés se sustancia en la evolución que su obra pictórica registró desde sus escarceos con la vanguardia a su retorno a la figuración, de la que se valió para retratar a una España anclada en su atraso durante la dictadura. La vida, sin embargo, también le trajo al pintor el regalo de la primera democracia con sus esperanzas hoy mancilladas y de ahí nació otra etapa, libérrima y poética, en la que todo se ilumina con el color pero en la que se mantiene una mirada crítica sobre la condición humana y sobre el destino último de los hombres. José Duarte es por ello un artista kilométrico, cuya obra da cuenta de una vida intensa, que fueron muchas vidas y que lo hicieron parisino, madrileño y cordobés, abstracto y figurativo. A los cordobeses nos toca ahora mantener vivo su legado para situarlo en su justo lugar, en la cima de la pintura cordobesa del siglo XX. Mientras tanto, a la sombra del mural que pintó del Jardín de los Poetas podremos pasear para evocar a un creador cuya andadura habrá de recordarnos lo que es vivir la vida con intensa honestidad.

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