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Franquicias del terror

  • El ataque al feudo de Al Qaeda en Afganistán tras el 11-S ha obligado a la organización terrorista a realizar "fusiones" y alianzas para extenderse y continuar con sus objetivos.

El 11-S, del que se han cumplido ocho años, y la posterior ofensiva de EEUU en Afganistán trajo consigo un duro golpe para la organización terrorista que ideó los peores atentados de la historia, puesto que acabó con su bastión en el país asiático, destruyendo sus campos de entrenamiento, infraestructuras... No sólo eso: Al Qaeda se vio forzada a "reinventarse" para continuar su lucha contra Occidente y los gobiernos musulmanes "apóstatas".

Hoy, los investigadores no se ponen de acuerdo para definir a Al Qaeda. Para algunos ha quedado reducida a un movimiento o ideología, otros consideran que se ha transformado, mostrando una gran resistencia y capacidad de adaptación, y hay quienes usan ese nombre para referirse a una variedad de grupos conectados simplemente por objetivos compartidos, ideales y métodos.

Lo cierto es que Al Qaeda dispone de tramas y células en el centro y sureste de Asia, Oriente Próximo, el Golfo Pérsico y el este de África, muchos de cuyos líderes huyeron de Afganistán. Así, la organización opera entre los continentes como una cadena de redes vinculadas.

Pactos

Según Fernando Reinares, investigador principal y director del programa sobre terrorismo global del Real Instituto Elcano, "se trata de una estructura terrorista sustancialmente recuperada, que ha optimizado sus activos simbólicos y aprovechado las nuevas tecnologías, dedicando una atención especial a tareas de producción y reproducción ideológica". "Fuera de las zonas tribales de Pakistán y Afganistán, su control sobre el planeamiento y la ejecución de atentados es mucho más limitado", asegura en su análisis El terrorismo global: un fenómeno polimorfo.

No obstante, recuerda Manuel R. Torres Soriano, experto en terrorismo internacional y profesor de Ciencia Política en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, la marca Al Qaeda es un preciado distintivo que no todos los yihadistas pueden usar. Grupos como el fundado por Abu Musab al Zarqawi en Iraq y el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate en Argelia afrontaron interminables negociaciones hasta ser aprobados por Osama ben Laden, lo que les permitió cambiar sus nombres a Al Qaeda en la Tierra de los Dos Ríos y Al Qaeda en el Magreb Islámico.

"La organización necesita asegurarse de que los grupos que adoptan su nombre comulgan plenamente con su visión estratégica y no van a llevar a cabo acciones que puedan perjudicar la reputación de la organización matriz. Unirse formalmente a Al Qaeda no es fácil: exige un elevado nivel de deferencia ideológica y operacional hacia el nuevo liderazgo de la organización. Pero los beneficios son muchos: permite disfrutar del máximo nivel de prestigio y reconocimiento entre la comunidad yihadista, lo que facilita la obtención de colaboración y la afluencia de donaciones, además de la repercusión y el acceso privilegiado que los mensajes del grupo tendrán en los medios de comunicación".

Se supone que el contacto entre Al Qaeda y los líderes de esas extensiones territoriales es regular y directo pero, según Reinares, estas alianzas destacan los impedimentos para desarrollarse por sí misma en zonas donde actuaba ya una organización armada islamista.

Extenderse

Otra técnica usada por Al Qaeda para extenderse es fomentar las relaciones con organizaciones afines. Éstas son muy diferentes entre ellas en dimensión, composición y alcance operativo, y en sus relaciones con Al Qaeda: va desde un juramento público de lealtad a la asunción de su doctrina y métodos. Pueden actuar sin que el núcleo de Al Qaeda controle sus operaciones, aunque tiendan a llevarse a cabo según sus orientaciones generales. De estos grupos caben destacar a Abu Sayaf (Filipinas), Fatah al Islam (el Líbano) o la Jemaa Islamiya (Indonesia), entre otros.

Por último, existen pequeños grupos o células independientes inspiradas en Al Qaeda y presentes en numerosos países, entre ellos algunos occidentales. Éstos tienen un alto nivel de autonomía, recaudan el dinero que necesitan a través de delitos menores y contactan con otros grupos sólo cuando es estrictamente necesario.

Estos distintos grados de conexiones son los que dificultan la definición de red para Al Qaeda pero no hay que olvidar que la mayoría de los ataques de los últimos años han sido ejecutados por terroristas de esta nebulosa de grupos.

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