PIPER KERMAN. AUTORA DEL LIBRO 'THE ORANGE IS THE NEW BLACK'

"Las prisiones en EEUU están pensadas para los hombres"

Una mujer acompaña a su entonces novia en operaciones de narcotráfico y blanqueo de dinero y llega a involucrarse. Ese pasado se convierte fatalmente, años después, en una condena de trece meses en prisión justo cuando tenía la vida reordenada y a punto de casarse con un joven, Larry. El testimonio real de Piper Kerman (Boston, 1969) se convirtió en una exitosa novela, The orange is the new black, que acaba de publicar Ariel en España, tras revelarse en la sorpresa televisiva en 2013. La serie de Netflix (una plataforma en internet, la misma de House of the cards) es un fenómeno entre los seriéfilos y en España ha recibido el respaldo en Canal + Series. La producción de Jenji Kohan (la firma de Weeds), especialista en el humor vitriólico acompañando a la descripción más realista, fue el estreno más afortunado del pasado año. Es una denuncia sobre la situación de las mujeres en las cárceles estadounidenses y contra el sistema penitenciario de este país, sobrecargado y sin vías reales de reinserción. Millón y medio de reclusas tiene EEUU (el 10% del total) y The orange..., cuya segunda temporada llegará en junio a Netflix y a Canal +, con un primer capítulo dirigido por Jodie Foster, es el retrato de muchos de esos dramas como el de Piper Chapman.

-La serie sobre sus vivencias es especialmente dura. Eso tal vez impide que llegue a un gran público ¿es un obstáculo a la divulgación que usted pretende con su narración?

-Diría que la serie ha alcanzado la popularidad que siempre pretendíamos. Empecé el libro en una situación determinada, de necesidad de contar lo que me había pasado. No sabía cómo iba a ser la respuesta de la gente, pero ha tenido un buen recibimiento como libro y como serie. Yo quería contar qué siente una persona que se ve privada de libertad y ha de enfrentarse a situaciones que nunca se imaginaba y a mantener buenas relaciones con un universo tan diferente.

-¿Ha suavizado la realidad que vivió o se ha exagerado para hacer más impactante la ficción?

-En la novela es un relato real, sobre las vivencias, los vínculos personales de una reclusa. En la serie se han alterado aspectos para dar mayor intensidad. Yo no estuve nunca en una celda de aislamiento y no coincidí con la mujer que me llevó a prisión. Algunos personajes de la serie se han añadido para dar más garra. Son licencias para crear más tensión en la historia ficticia.

-¿Es un fracaso el actual sistema penitenciario estadounidense, cuando ha aumentado el 800% de la población reclusa femenina en los últimos treinta años?

-Hay excesos en las condenas y por eso ha aumentado la población reclusa innecesariamente. La cárcel no es la mejor solución para las condenadas por tráfico de drogas o con problemas de salud mental. Se debe temer un camino menos ejemplarizante. También hay un trasfondo racial.

-¿Cómo es la situación de las mujeres reclusas en Estados Unidos?

-No se piensa expresamente en ellas porque los hombres siguen siendo el 90% de la población reclusa. Las prisiones están pensadas y construidas para los hombres aunque vayan a estar destinadas a las mujeres. En todos los detalles: en los servicios, en la distribución del hospital, en la división de las celdas. Toda el sistema está enfocado hacia los hombres, los programas, los tipos de condenas. No se piensa en la situación de las embarazadas, en las que son madres. En Nueva York se ha creado el programa Justicia en Casa para que se pueda atender a las presas. Según el delito se crean programas adaptados para puedan estar más cerca de su hijos. Con Justicia en Casa cada reclusa supone un gasto de 15.000 dólares anuales, mientras que esa plaza en la cárcel supone 60.000 dólares al año.

-¿Se producen muchos abusos sexuales, como refleja la serie?

-La gran mayoría de los abusos sexuales son por parte de los trabajadores de las cárceles hacia las internas. No son abusos entre mujeres.

-¿La serie de su libro ha contribuido a denunciar y a que se tenga presente ese problema?

-Espero que así sea. Los que dirigen las cárceles son muy poderosos. Se deberían erradicar los abusos.

-¿De qué manera ha ayudado a las mujeres en la misma situación que usted?

-He estado en contacto con muchas mujeres para conocer otras situaciones y levantar deficiencias en el sistema. También he recibido muchos agradecimientos por la novela...

-¿La cárcel permite la reinserción que se pregona? ¿piensa que hay alternativas en Estados Unidos?

-Faltan especialistas que atiendan a los internos. Sólo están vigilados, no atendidos. No hay grandes posibilidades de reinserción. De todas maneras las mujeres, se demuestra en cualquier estadística, son menos reincidentes, más responsables, pero el Gobierno no está haciendo realmente nada efectivo para reinsertar. Ni a los hombres a ni a las mujeres.

-¿Hay diferencias entre las cárceles de gestión privada y las públicas?

-No hay mucha diferencia. Los defectos y los problemas son similares en unas y otras.

-¿Qué le parece el trabajo de Taylor Schilling (en la foto de la derecha) en su rol como protagonista de The orange..., como Piper Chapman?

-Nos parecemos ¿verdad? Es genial. Lo que más valoro es que combina muy bien el registro dramático con el de la comedia, con los rasgos humorísticos que también quedan remarcados en la serie. Es una Piper de ficción que se aproxima mucho a la realidad y que también se convierte en un personaje ficticio muy interesante.

-¿Qué puede adelantar de la segunda temporada?

-Piper profundiza en los problemas que vive en la cárcel y en su relación con el entorno. Llegan nuevos personajes y aumenta el drama. Será una temporada fascinante, con más vida para los personajes secundarios de la primera etapa. Ha sido un honor que Jodie Foster haya dirigido el primer episodios.

-En su experiencia en la cárcel real de Danbury ¿qué es lo que echaba más de menos cuando estuvo privada de libertad durante esos meses?

-Tal como aparece en la primera escena de la serie, por ejemplo, poder ducharme sin tener que usar algo para protegerte los pies. Echas de menos todo lo que es normalidad, estar con los tuyos, la familia, sentirte cómoda e íntima... las comidas que te gustan. En fin, todo lo que te hace sentirte realmente libre y una persona normal. Pero lo más duro, por supuesto, es estar lejos de tu familia y de la persona que amas. La cárcel te hace perder el control de lo que eres realmente.

-Esa angustia fue la que le haría escribir el libro...

-Esa necesidad nace años después, cuando has digerido todo lo que has pasado. La cárcel es horrible, lo sabes, pero aun así necesitas tiempo para asumir lo que ha pasado. Salí de la cárcel en 2005 y escribí el libro dos años después.

-¿Qué sintió cuando, por fin, se abría la puerta para encontrarse libre frente a su familia y su prometido?

-Liberación, alivio. Sentir muy de cerca el abrazo de los que quieres. Lo primero que hice en cuanto pude fue darme esa ducha descalza. Una ducha que te limpiaba y, en cierta medida, también te liberaba.

-¿Le gustan los personajes crueles, los malos, de su serie?

-La cárcel de la serie es como el resto del mundo. Hay gente amable que quiere llevarse bien con los demás y otros que disfrutan con hacer daño y tener atemorizados a los que tiene a su alrededor. La historia de Piper pasa por todas esas relaciones tan distintas que ha de afrontar en un mundo tan claustrofóbico como el de la cárcel.

-Aunque su experiencia en la cárcel fue de poco más de un año ¿se prolongará The orange is the new black muchas temporadas? ¿Sería creíble que se extendiera durante mucho tiempo?

-No lo sé ¿por qué no? No sé cuál va a ser el futuro en realidad de The orange... pero espero que se prolongue durante muchos capítulos. Ojalá. Todo lo que pueda dar de sí la historia en Danbury.

-Aunque Piper Chapman abandone la cárcel...

-Hay muchas más historias para seguir contando. El público quería ahora conocer más de cerca a todas esas personas que rodean a Piper. Puede haber más temporadas.

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