Cajasol - Lucentum Alicante

Disciplina, hermosa palabra (86-61)

  • El Cajasol liquida en 13 minutos la contienda: 41-16 · La defensa recordó excelsos tiempos pasados.

Muchas de las peroratas que los técnicos les sueltan a los jugadores tienen un sentido, un fin, un objetivo que no será capturado hoy, ni mañana, ni pasado, pero sí a medio plazo. A los verdaderos protagonistas del deporte profesional, aquel que lanza a canasta, tira un penalti o golpea la raqueta, les cuesta en demasiadas ocasiones entender que la disciplina, esa hermosa palabra, sirve para mucho y que si machaconamente se insiste en un movimiento, en una ayuda, en salir a mediocampo a defender, en hacer un bloqueo aunque el sacrificado sea el que hace la pantalla contra el rival y no aparezca en la estadística este detalle... es por el bien colectivo y que, sin duda, beneficiará a cada uno individualmente. 

En el Día de la Hispanidad, hubo tal disciplina, cual legionarios por Neptuno ayer, tal grado de compromiso, de armonía, de compañerismo y de intensidad que un partido que está reglamentado en 40 minutos bien pudo terminarse en el 13. Y no es exageración andaluza. 

Cierto que es prontísimo para subir a los altares a un equipo con mucho por aprender, pero sí gusta de antemano que en la segunda jornada muerda y pelee como gato panza arriba. La mitad de la plantilla conoce el método y el resto deberá empaparse durante el curso. Aquí se trabaja codo con codo, cada cual con su rol, obviamente, y los resultados vendrán. 

Funcionó la táctica estratégicamente pergeñada antes de viajar a Alicante en el último test de la temporada. Los entrenadores tienen sus manías y Plaza no quería enseñar cartas en un amistoso a 10 días de verse las caras, ya en choque oficial, ambas tropas. Suena extraño, aunque así es: perdió por una paliza en el Centro de Tecnificación ante un rival en forma y ayer le devolvió el sopapo cuando la partida se jugaba con dinero, no con lentejas. El truco es antiguo y sigue funcionando. Surtió efecto en Treviso, dejándose llevar el Cajasol en el último choque del Last 16 y reventando el Palaverde en la semifinal de la Final Four ante la Benetton, y surtió efecto ayer contra el Lucentum. 

Tampoco hay que lanzar las campanas al vuelo. Viene el Barcelona y otra vez deberá el plantel estar firme, uniformado y armónico ante el mejor grupo del continente por mucho que no obtuviera la corona el curso pasado. 

Las virtudes desplegadas contra los alicantinos, superados por los acontecimientos desde primera hora, comenzaron no sólo con la portentosa defensa que cegó a los visitantes, sino incluso con detalles como ver asistir a Paul Davis a las primeras de cambio. Va aprendiendo el marine que no siempre jugársela uno es la opción adecuada. Dos tiros libres y un medio gancho del pívot precedieron a un triple de Urtasun -con asistencia de Davis-: fueron las acciones con las que comenzó el despegue meteórico ante un Lucentum aturdido, con Singler, la estrella llegada de Duke y MVP en la primera jornada, perdidísimo -4 faltas y -9 de valoración al descanso- y con el único islote de Barnes, rebañador de balones debajo del aro oponente. 

Con 14-10, Calloway -¡cuánta falta le hubiera hecho ayer una acción positiva para adquirir confianza!- cometió la segunda falta y entró a pista Satoransky, a quien ya no le hace falta un partido de matrícula para marcharse a casa con 18 de valoración. El checo dio el chispazo defensivo que puso en órbita a sus compañeros, amén de la entrada previa del acertadísimo English. Anotó Jasen bajo el aro tras pase de... ¡Davis!, encestó de nuevo el argentino a aro pasado en una bella acción y paró toda actividad Vidorreta con un tiempo. Para nada. El tiburón olía sangre. En siete minutos, los que van del 7 al 13, el marcador prácticamente sólo anotaba puntos sevillanos. Un 18-10 mutó a 41-16 con English en estado de gracia y pidiendo el balón como un poseso. Tres triples del canadiense y otro más de Satoransky fueron parte del excelso repertorio que ofreció el Cajasol en esos instantes, defendiendo todos a una y destrozando a ese Alicante que osó sacarle los colores hace unos días. Coronó Bogdanovic un espléndido alley oop, asociándose con Calloway, y Davis coronó el palizón con la máxima renta local: 51-18, minuto 18. Un par de canastas de tres de Dewar antes del bocinazo para ir al vestuario impidió que el Lucentum acabara los primeros 20 minutos con otros tantos puntos. 

La sinfonía, fatigada y seguramente menos motivada, empeoró tras el intermedio, pero el Lucentum era un cadáver mucho antes. La disciplina, el trabajo en equipo y el equilibrio quedaron grabados ayer en la afición cajista, que querrá ver siempre esta actitud.

Ficha técnica:

86 - Cajasol (26+27+19+14): Calloway (-), Txemi Urtasun (11), Jasen (4), Guille Rubio (6), Davis (12) -cinco inicial-, Satoransky (11), Bogdanovic (10), English (25), Tepic (6), Triguero (1) e Izquierdo (-).

61 - Lucentum Alicante (13+13+19+16): Llompart (1), Dewar (8), Singler (12), Ivanov (3), Barnes (13) -cinco inicial-, Freire (5), Jódar (-), Alex Urtasun (3), Stojic (2), Hazell (7) y Kone (7).

Arbitros: Emilio Pérez Pizarro, Oscar Perea y David Soto. Eliminaron por cinco personales a Paul Davis (m.37), por el Cajasol, y a Kyle Singler (m.39) por el Lucentum.

Incidencias: Partido correspondiente a la segunda jornada de la Liga ACB, disputado en el Palacio de Deportes de San Pablo ante unos 4.500 espectadores.

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