Waterpolo

Éxito y ambición insaciables

  • Lorena Miranda, campeona de Europa en Budapest, se cuelga un oro que aún no termina de creerse "Hemos aprendido de los nervios de Londres".

"Aún no nos creemos lo que hemos conseguido". Lorena Miranda, campeona de Europa en Budapest (Hungría), se sincera desde su Ceuta natal, donde arribó hace un par de días para disfrutar de unas merecidas vacaciones. La jugadora del CW Dos Hermanas, acostumbrada ya a conversar con los medios -no es para menos después de disputar tres grandes finales en sólo dos años-, repasa el último e inédito logro del waterpolo femenino español. Sin alardes ni falsa modestia, sin atisbo de fama subida a la cabeza, Lorena agradece el apoyo recibido. Gracias a ello y a la simpatía que irradia el bloque dirigido por Miki Oca, las guerreras de la piscina se han abierto camino en los medios. "Eso antes no pasaba. Ahora más gente nos anima, ve los partidos y nos felicita a través de las redes sociales. Es bonito comprobar que poco a poco hay más afición al waterpolo en España", comenta la defensora de boya.

Por mucho que el pitido final en el partido contra Holanda supusiera una explosión de júbilo imborrable entre las integrantes del combinado nacional, Miranda recuerda que la aventura en tierras húngaras no empezó de la mejor de las maneras. La derrota sufrida ante Rusia (10-9) en el primer encuentro de la fase de grupos ensombreció un poco la moral del bloque: "Perder ese partido nos puso las cosas un poco complicadas, pero sabíamos que si ganábamos los otros dos aún teníamos opciones de ser primeras de grupo". Dicho y hecho. Las pupilas de Oca infligieron sendas derrotas a Francia (4-18) e Italia (8-12). La ambición emanaba de cada una de sus jugadas y ya no hubo rival que pudieran dar al traste con sus aspiraciones.

El muro más alto aguardaba en semifinales. La anfitriona, un equipo de envergadura que por momentos portó el cartel de favorito, intento, sin éxito, tornar el sueño de las españolas en pesadilla. Pero Lorena y compañía no dejaron escapar la oportunidad: "Cuando ganamos a Hungría y nos vimos de nuevo en la final sabíamos que el oro era posible".

Fue en ese crucial partido cuando la experiencia acumulada en los últimos años se convirtió en la mayor de las aliadas: "En Londres nos pudieron los nervios, pero hemos aprendido de ello y ahora afrontamos los partidos con más tranquilidad, más seguras". Por mucho que en el luminoso brillase el 10-5, la batalla librada en el agua estuvo lejos de resultar sencilla. "Si conseguíamos una ventaja de dos, ellas nos igualaban. Así una y otra vez. No fue hasta el último cuarto cuando nos distanciamos un poco y pudimos respirar", explica la ceutí, que logró anotar un gol. Ese recuerdo ocupa un lugar privilegiado en su memoria: "Fue especial. Ayudé al equipo en defensa y encima conseguí marcar".

Luciendo el número siete en su gorro, Lorena supo estar en el lugar adecuado en el momento preciso para subir al marcador un valioso tanto. Se plantó delante de la portería con el balón bien sujeto, al igual que su gorro. Éste último no es un detalle que pase desapercibido para la joven, más bien al contrario: "Es una manía que tengo. "Antes de cada partido me anudo el gorro una y otra vez para evitar que se mueva. Tiene que quedarse en su sitio sea como sea", desvela entre carcajadas. "Alguna vez se me ha soltado el nudo y se me ha movido, pero tampoco me he venido abajo por eso. Creo que otras compañeras sí que son más supersticiosas que yo", prosigue.

Preguntada por lo que le deparará el futuro, Lorena Miranda asegura que seguirá en las filas del Dos Hermanas "al menos una temporada más". Después, sólo el tiempo dirá si hace la maleta para enrolarse en una nueva aventura. "De momento, estoy muy contenta en mi club y no me planteo marcharme. Me queda un año para terminar la carrera y sólo pienso en eso", insiste. Más allá de buscar un hueco a su nueva presea dorada, no hay más preocupación que ronde la cabeza de esta nazarena adoptiva.

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