sevilla | feyenoord

Como se defiende a una hija

  • Un noble del continente abre el gran reto del Sevilla: ser el primero en ganar la Liga Europa cuatro veces

Jugar competición europea se ha convertido en un saludable hábito para el Sevilla, pero no por ello lo que se anuncia para esta noche en Nervión se toma por ordinario. Ya nunca, jamás, será un encuentro menor el que disputen los sevillistas mientras luzcan en una de las mangas el logotipo de la Liga Europa, un torneo con el que se sentirán comprometidos de por vida. El Sevilla siente como suya esa gran copa de plata sin asas. Era el sentir de las decenas de miles de sevillistas que salieron a las calles de la ciudad a recibirla hace cuatro meses.

No es una exageración. Es la copa que cambió el destino de una afición enfangada en el fatalismo, que soñaba con aquellas lejanas finales en color sepia. Es la copa que coló al Sevilla, de repente, en la zona VIP donde moran los ilustres europeos. Es la copa que los sevillistas lucen con orgullo en sus camisetas, en sus llaveros, en las paredes de sus hogares.

La conquistó dos años seguidos cuando de repente, por esos caprichos del destino, conformó un equipazo con varias estrellas de primer nivel internacional, que rozaron incluso aquella Liga de 2007. El sevillismo pensó que aquello fue un ciclo puntual e irrepetible, que no volvería a suceder. Con recordar y solazarse con lo de Eindhoven, Mónaco y Glasgow les bastaba para el resto de sus vidas. Por eso, lo que pasó en Turín hace cuatro meses, por inesperado, fue el flechazo definitivo al corazón del club. La afición ya se toma esta "UEFA" -mejor simplificarlo- como algo que forma parte de la esencia misma del club, como el empadronamiento en Nervión, la delantera Stuka o los colores blanco y rojo.

Por ese idilio ya eterno, el Sevilla, como vigente campeón, defenderá la copa como si de una hija se tratara. Por si eso no bastara, el reto se magnifica con dos mayúsculos alicientes. El primero atiende a cuestiones inmateriales como el prestigio y el orgullo: hoy, los campeones lucen en la primera línea del palmarés de la competición junto con el Inter, el Liverpool y la Juventus, ahí es nada, con lo cual están en disposición de lograr el hito de ser los primeros en levantar la copa cuatro veces.

El segundo aliciente concierne a cuestiones más tangibles y hace que brillen los ojos de José Castro con sólo pensarlo: el que sea campeón en mayo próximo en Varsovia, obtendrá billete para la siguiente Liga de Campeones. ¿En cuántos millones de euros se traduce eso?

Pero el camino hasta ese pulso final en Polonia es larguísimo. Catorce encuentros median hasta la final, nada menos. Unai Emery lo tiene muy presente y sabe, además, que la fase de grupos que aguarda a los suyos tiene sus riesgos. Feyenoord y Standard de Lieja son clásicos de los torneos continentales, sobre todo el cuadro holandés, y el Rijeka croata no quiere ser una comparsa.

Un tropiezo, de salida, puede resultar peligroso, ya que tras la primera jornada, el Sevilla acomete dos salidas, a Rijeka el 2 de octubre y a Lieja el 23 de ese mes. Derrotar esta noche al Feyenoord se antoja, pues, fundamental para encarrilar el pase y no acometer los posteriores desplazamientos con más presión de la aconsejable.

La lógica dicta que el Sevilla derrotará a un equipo que hoy tiene más nombre que hombres: el reputado equipo de Rotterdam es hoy decimocuarto de la Eredivisie, donde militan 18 escuadras. Sólo ha ganado un partido en cinco jornadas, en las que ha anotado cinco goles. Guarismos impropios de su historia. Para más inri, el equipo rojiblanco llegó a Sevila mirando de reojo a lo que le espera el próximo domingo, el gran clásico holandés con el Ajax. Todo ello puede llevar al entrenador, Fred Rutten, a dar un giro de tuerca más en las rotaciones esta noche.

Emery también aprovechará la ocasión para dar entrada a jugadores que necesitan minutos para reivindicar más protagonismo en la temporada: el central Arribas, que ya se entrena al mismo ritmo que el resto de la plantilla, los laterales Figueiras y Tremoulinas, que ofrecieron buenas sensaciones ante el Getafe el pasado domingo y deben confirmarse como alternativas a Coke y Fernando Navarro para inminentes compromisos; el medio centro Banega, al que hay que ver por fin con el rango de titular, a ver hasta dónde aguanta; y los atacantes Reyes, Deulofeu y Iago Aspas, que arderán en deseos de saltar a la hierba a comerse el balón para que Emery se lo piense en los futuros partidos de Liga.

El de Córdoba, que es el siguiente, se anuncia dentro de tres días. Será un partido más de los siete, en apenas un mes, que encara el Sevilla desde el parón de septiembre hasta el de octubre. Emery tratará de enchufar a todos los que pueda en esa dinámica colectiva, la que anuncia a un equipo cada vez más sólido. Con más prosa que lírica, pero competitivo, que es de lo que se trata. La defensa de un título requiere lanzas. Que las flores lluevan más tarde para recibir al campeón...

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios