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Espacios y lanzar a Rubén

  • Cuando el Girona se destapó, Matilla lanzó para que el canario ejecutara.

Si las virtudes le ganan el pulso a los defectos, si la pegada es más que la inseguridad atrás, el Betis gana. Ayer ocurrió así y los tres puntos volaron hasta Sevilla. El lado oscuro amenazó con vencer, como en Ponferrada o ante el Albacete. Pero hay una fórmula letal en esta categoría: espacios más Rubén Castro es igual a gol. El sujeto que puso en práctica esta fórmula fue Matilla, que ayer se adueñó del partido. Esta vez trocó Julio Velázquez el 4-2-3-1 por un 4-4-2. Entró Kadir a la izquierda, Rubén Castro se acercó a su entorno natural, el área, y en la sala de máquinas esta vez, junto a Matilla, quedó solo Xavi Torres.

Defensa

Precisamente un error de éste, al perder la pelota en posición retrasada y con la zaga saliendo, originó el gol del Girona. No hubo capacidad de reacción ante el avance de Pere Pons ni ante el rechace de Adán, que propició el remate a placer de Felipe. Durante esa primera parte, el Betis volvió a mostrar su impericia cuando tuvo que exponerse, cuando debió dar el paso adelante. Ahí, los laterales se las ven y desean para guardar sus espaldas. Y el Girona cuenta con dos barbudos laterales, Cifuentes y Juncà, muy ofensivos, lanzados por ese dibujo 5-4-1 que pusieron en liza los catalanes. También persistieron los problemas de los centrales para anticiparse a la acción o, en su defecto, para reaccionar y cortar el balón.

Suerte para el Betis que cuenta con una gran pegada. Y eso, también tiene su beneficio defensivo: baja los humos al púgil que está al otro lado del cuadrilátero. Ese 1-2 dio al Betis serenidad.

Tras el descanso, el Girona atacó con más insistencia. Percutió y abrió con criterio el juego a un flanco y otro, unas veces a Cifuentes y otras a Juncà. El Girona pasó a jugar con dos puntas estáticos, Mata se sumó a Sandaza. Pero ese paso atrás que dio la zaga verdiblanca redundó en más seguridad. Los centrales empezaron a ganar balones colgados y también dominaron los béticos la zona de rechace.

Ataque

Matilla fue la pieza maestra, el lanzador para que Rubén Castro pusiera las cosas en su sitio. El toledano tiene capacidad para robar arriba y, por tanto, para sorprender. Y eso hizo. Dio los dos pases al delantero canario, pero en ambos casos había que meter esos goles. Sus golpeos, con la derecha en el primero y con la izquierda en el segundo, distinguen a todo un goleador de Primera. También Cejudo sorprende cuando aparece por dentro. Está claro que el equipo de Velázquez es mortífero cuando tiene espacios por delante. O bien robando cuando el rival sale, o en contragolpe.

Virtudes

Desde su ataque recompuso la figura tras ese gol en contra. Remontar dio confianza. Tener a Rubén da confianza.

Talón de aquiles

Esos temblores atrás en cuanto tiene que exponer lo mínimo.

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