Marcó sin tirar a puerta. Poco más se puede destacar de un Sevilla que pareció hasta cómo en la más absoluta irrelevancia. Un Barcelona con dudas y en apariencia lejos de su versión óptima aplastó al equipo de Emery sin grandes complicaciones. Messi, autor de tres goles, superó a Telmo Zarra como máximo goleador de la historia de la Liga.

Con la premisa muy clara, el Sevilla jugó a esperar y a intentar salir. Tener campo para correr e intentar aprovechar las obligaciones del Barcelona. Ni logró salir nunca al contragolpe ni pareció poder aguantar un asedio tremendo por lo continuado pero extrañamente pausado. El Barcelona, en verdad, no necesitó apretar el acelerador. Creaba ocasiones casi por inercia y el Sevilla bastante hacía con no salir dañado mucho antes.

Cosa extraña viendo cómo iba el partido, el Barcelona lo puso todo a su favor a balón parado. Una falta directa de Messi en el minuto 21 y un cabezazo de Neymar minuto y medio después del accidental empate visitante. Pudo haber falta a Pareja, pero...

El Sevilla había empatado nada más salir de la pausa sin tirar a gol. Una internada de Vitolo no la desbarata Bravo estorbado por Denis y Jordi Alba la empujó adentro ante el asombro del respetable, que sólo tenía noticias del Sevilla por lo retrasado de sus jugadores y la cantidad de faltas que acumulaba para intentar sobrevivir.

Y, de hecho, sobrevivía. Las ocasiones del Barcelona no le permitían sentenciar, algunas con resoluciones milagrosas para los intereses del Sevilla. Pero el fútbol es meterla y el momentáneo empate bien debió suponer algo más. Por lo menos, que el partido tuviera más chicha, pues el Sevilla pasaba como un fantasma por Barcelona y como un fantasma desarrapado se marchó.

Fue marcar Neymar (y luego Rakitic) y acabarse un Sevilla que ni siquiera empezó, sin Denis, sin Bacca, sin Deulofeu, aunque jugaran. Acaso haber visto más tiempo a Gameiro en otras circunstancias, pero el Sevilla no dio para más, se llevó cinco como pudo llevarse equis. Más goles en contra, porque para llevarse otra cosa hay que hacer mucho más.