Sólo falta un último paso para confirmar el ascenso, pero no quiere Pepe Mel que su equipo se relaje antes de tiempo y así se expresó ayer en la conferencia de prensa previa al partido ante el Alcorcón, en la que también adelantó que habrá cambios en el once.

"Estamos a 90 minutos de poder celebrarlo. Ahora que depende de nosotros, sí que podemos hablar de esto. Somos nosotros los que manejamos el partido contra un buen rival que hace las cosas bien. Lleva siete partidos sin perder. Cuando llegué y jugamos en Santo Domingo dije que era el partido más difícil de toda la Liga. El Alcorcón fuera de casa tiene las mismas virtudes, es aguerrido y agresivo. Por supuesto que no se va a sumar a la fiesta", manifestó Mel, que quiere certificar el ascenso cuanto antes: "Prefiero que haya un Real Decreto y que diga la Real Federación Española de Fútbol que hemos subido hoy. Es el objetivo por el que se ha venido luchando desde el verano y lo que desean los béticos. Nos lo hemos merecido, lo hemos hecho bien durante la temporada".

El técnico verdiblanco también se refirió a la alta puntuación de esta temporada. "Siempre hablé de los 80 para subir a Primera. Este año para ser campeones tenemos que irnos a 84. Estamos capacitados para conseguir tres puntos más después de todo lo que hemos hecho para llegar hasta aquí. El de mañana es el primer match-ball, a los futbolistas les hace ilusión que sea aquí. Es el marco ideal para conseguirlo", comentó Mel, que dejó claro que rotará el once: "Si hubo tres cambios en Santander, lo normal es que haya otras tres. Lo importante es que el equipo sea reconocible. El equipo que jugó contra el Lugo va a ser muy parecido al que juegue mañana. Hasta que el ascenso no sea matemático, tenemos que seguir actuando con la misma seriedad".

Por último, el preparador se refirió al ambiente que se vivirá en el Villamarín: "La afición marca lo que es este club. Es cierto que es un partido de Segunda y será un poco especial, pero me quedo con que hace cuatro meses también venían 33.000 espectadores. Cada vez que vamos a Barcelona y a otros sitios también hay miles de béticos. No sorprende, se lo agradecemos y esperamos no fallarles".