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Movimientos deslavazados

  • Suenan en el mercado jugadores por los que el club habría preguntado, pese a desconocer el escenario económico, premisa principal para fichar

Si el movimiento, como dicen, se demuestra andando, que el Baloncesto Sevilla está vivo debería tener alguna manera de ser corroborado más allá de las palabras de su presidente, Fernando Moral, hace ya más de 10 días, y los deslavazados movimientos. Fue el 21 de julio cuando lo afirmó, horas antes de que cerca de 500 cajistas expresaran a más de 40 grados de temperatura sus quejas ante una posible desaparición. Fue el último movimiento de un club que anda tras los pasos de la subsistencia, de negociación en negociación para que alguien o algo ponga sobre la mesa el suficiente capital para que 28 años de historias no acaben.

Pero más allá de los deseos sólo hay acciones tras las bambalinas. Nada que el aficionado de a pie, el que tiene que sacarse su abono, pueda palpar y eso es un tiempo perdido difícil de recuperar. Con el futuro en el alambre, no hay campaña de abonos, casi ni plantilla, presupuestos en el aire, ni fichajes... Nada.

Moral negocia con varios grupos (cuatro) aún y puede ser que la semana que viene haya alguna novedad. Pero la realidad es que hacen falta dos millones para arrancar el proyecto -la mitad de los cuales serviría para cubrir la ampliación de capital y no entrar en causa de disolución- y para que Caixabank aporte otro millón como patrocinador o todo se irá al garete. Con esa cantidad, más los 850.000 euros de la cláusula de Porzingis, aunque llegará en tres pagos, habría garantías para competir en la ACB sin problemas y afrontar con normalidad el día a día de un club profesional, aunque habrá cosas que cambiarán y alguna parcela será reducida. El presupuesto mandará.

La dirección deportiva es clave. Si bien todo hace indicar que José Luis Galilea abandonará la entidad, es difícil comprender los motivos de su viaje a Las Vegas para presenciar en directo la Liga de Verano. Poco o nada de su labor se sabe desde hace meses, aunque ayer Gigantes apuntaba el posible interés de la entidad en hacerse con los servicios del base Ricardo Úriz, que tras tres años en el Iberostar Tenerife quedó libre. También está sin equipo un viejo conocido como Txemi Urtasun, con quien se habría hablado para que espere y pedirle algo de tiempo. Con todo, estas iniciativas parecen no partir de Fernando Moral, cuya firma es necesaria para cualquier acción y cuya filosofía es no mover un dedo en este sentido sin saber con qué escenario económico trabajará, en caso de salir adelante, el club, por los que estos movimientos resultan incomprensibles y no hacen más que elevar la sensación de desgobierno de un CB Sevilla que debería aunar más sus fuerzas en una misma dirección.

Más parado incluso está el tema del marketing. Tres drafteados en la NBA no sirvieron para que el nombre del CB Sevilla resonara en España ni atrajera a algún inversor o patrocinador, otro de los grandes fiascos prometidos por Jefferson Capital Funding, y el efecto de la marea verdirroja que hace más de 10 días gritó por la subsistencia del club se va diluyendo. El tiempo apremia.

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