La situación de Rubén Castro en el Betis atraviesa por un nuevo escenario. La decisión de Gustavo Poyet de dejar al canario en el banquillo, de inicio, ante Osasuna abre un panorama distinto sobre el goleador verdiblanco, que ha pasado de jugar en su sitio a hacerlo en la banda izquierda y de ahí a a perder la titularidad, aunque el origen de todo parte de la pretemporada, en la que el 24 no terminaba de encajar en el dibujo del técnico uruguayo. Sólo sus goles en verano disiparon cualquier duda en torno a su figura.

Ver arriba, en solitario, a Rubén Castro parece complicado, y más con Sanabria recuperado, al que parece tener ya por delante, y sin olvidar a Álex Alegría. Así, habrá que esperar a la cita ante el Espanyol para ver si uno de los mejores delanteros de la historia del Betis vuelve a tener una oportunidad como titular o aguarda en el banquillo, teniendo en cuenta que el atacante es de esos futbolistas que necesitan un cariño especial, por ser quien es, la estrella del equipo de Heliópolis.

Además, viendo el nivel que ofreció el Betis en Pamplona, como en lo que va de Liga, no se entiende la suplencia de Rubén. Éste puede ser suplente, pero sólo cuando haya alguien en la plantilla mejor que él. ¿Jugó el Betis mejor ante los rojillos que en otros partidos, sin su estandarte en el campo? Y todo llega, justamente después de la renovación de Rubén, que dejó claro en la rueda de prensa que ofreció tras anunciarse que seguirá como bético hasta 2019 que donde más le gusta jugar es en el centro del ataque, zanjando el debate que abrió el técnico uruguayo. Una nueva situación para el estilete, que curiosamente ha hecho cuatro de los cinco goles que lleva, esta campaña, lejos del Villamarín. Y no era suplente desde el 5 de abril de 2014, en el Camp Nou, cayendo el Betis (3-1).